Con la llegada del buen tiempo e incluso en invierno usamos la crema fotoprotectora para hacer frente al sol, y protegernos de manchas, quemaduras, envejecimiento y melanomas. Sin embargo, aún circulan muchos mitos en torno a estas cremas. Y para desmontarlos, el Instituto #SaludsinBulos y la Asociación de Profesionales de la Farmacia (ASPROFA) han publicado un Decálogo de bulos en protección, que han elaborado las farmacéuticas María José Cachafeiro y Beatriz Díaz-Carrasco.

El decálogo de la fotoprotección incluye los siguientes puntos.

1.- Los fotoprotectores son válidos de un año para otro: falso. Una vez abiertos, los fotoprotectores se rigen por el PAO (Periodo After Opening), que es el tiempo en el que el producto mantiene sus características después de su apertura. Por no hablar de si mantenemos estos fotoprotectores en malas condiciones, como humedad, excesiva exposición a la luz...

2.- Todos los fotoprotectores son iguales: falso. Se diferencian por su fotoestabilidad (no es suficiente con que la crema contenga filtros éstos deben ser lo más estables posible bajo la acción de la radiación solar); fotoprotección (algunos productos protegen frente a la radiación ultravioleta B mientras otros incorporan filtros frente al UVA, el infrarrojo A o la luz visible); remanencia (adherencia del producto a la piel) y texturas (el uso de una crema solar depende en gran medida de que su textura se adapte a nuestras preferencias).

3.- El factor de protección (SPF) indica el tiempo de protección: falso. El SPF nos dice cuántas veces más podemos estar expuestos al sol para producir el mismo efecto de eritema o enrojecimiento que si no hubiéramos utilizado el fotoprotector. Así, si aguantamos al sol 10 minutos sin quemarnos, con un protector solar del 30 podríamos aguantar 30 veces más. Con todo, este índice se refiere solo a la protección frente a rayos UVB.

4.- Algunos protectores bloquean el 100% de la radiación: falso. No hay ningún protector que bloquee la radiación por completo.

5.- La suma de dos cremas solares supone la suma de su actividad: falso. Si aplicamos un fotoprotector SPF 20 y otro SPF 30 no lograremos protegernos el equivalente a un producto con SPF 50, solo llegará a 30.

6.- Una aplicación diaria es suficiente: falso. Que no nos engañe la publicidad: la permanencia en la piel de un protector solar es como máximo de dos horas, así que después de ese tramo horario es necesario renovarlo, aplicarlo una vez más. También después de pasar por el agua más de 20 minutos, en caso de una sudoración excesiva o si ha habido una fricción en la zona.

7.- No es necesario aplicar el fotoprotector en días nublados: falso. La radiación solar atraviesa las nubes.

8.- Con protector solar no nos ponemos morenos: falso. No existe la fotoprotección 100%, así que siempre habrá un porcentaje de radiación solar que incida en nuestra piel y active la producción de melanina, el sistema de protección natural de nuestro cuerpo que hace que nuestra piel se broncee. Esto significa también que estar moreno indica que se ha producido un daño solar.

9.- La piel morena o la raza negra no se queman: falso. La población de raza negra o los fototipos más altos tienen mayor facilidad para broncearse. Se queman con menor facilidad, lo cual no quiere decir que su piel no sufra los efectos dañinos de la radiación solar.

10.- No hace falta reaplicar las cremas resistentes al agua: falso. Según la normativa actual, todos los protectores deben aguantar al menos un baño de 20 minutos. Algunos duran más tiempo y así lo indican con los términos water resistant (permanecen tras un baño de 40 minutos) y waterproof o very water resistant (son eficaces tras un baño de 80 minutos). Pero los especialistas recomiendan reaplicar el fotoprotector tras el baño, sobre todo si se ha utilizado la toalla para secar el cuerpo.