Olga Iglesias escribe y protagoniza, junto con Nerea Pérez de las Heras, Cómo hemos llegado hasta aquí, una comedia que produce Teatro del Barrio con dirección de Andrea Jiménez, estrenada en el marco del Festival de Otoño (aunque tendrá vida propia, en el escenario de este teatro, hasta el 11 de diciembre). Parodia los programas de talk show y los discursos emocionales para reivindicar lo personal como político, cada espacio de la vida cotidiana sujeto a presiones y opresiones sociales e ideológicas, y la necesidad de lo colectivo para las conquistas sociales. Una historia individual que nos cuestiona como sociedad del siglo XXI. Hablamos con Olga Iglesias.

En Cómo hemos llegado hasta aquí, ¿dirías que contáis un relato personal, generacional o ambas cosas? Más allá de las peculiaridades biográficas de mi historia personal lo que intentamos es que sea un relato universal. Todos tenemos jefes, madres, enemigos interiores, vergüenza, miedo y, sobre todo, estructuras de poder injustas contra las que podemos rebelarnos si somos conscientes de ellas.

¿Cómo te sientes contando tu historia sin ser actriz? Siento muchísimas cosas muy intensas y muy buenas. Había intentado escribir mi historia muchas veces, pero por algún motivo la palabra no era suficiente. Necesitaba poner en juego el cuerpo para que esa historia tuviera de verdad significado.

La autoficción, ¿es un género en boga en el teatro español, sobre todo en compañías de tu generación? No lo sé. Sé que generacionalmente le estamos dando muchas vueltas al tema de la identidad y que eso tiene sus ventajas y sus inconvenientes. En nuestro caso, la autoficción es el punto de partida, pero el objetivo es encontrar lo que nos une como personas, más que lo que nos diferencia.

¿Sirve el humor para relativizar episodios traumáticos? Sí, claro. Por una parte, el humor nos permite distanciarnos y relativizar cosas que nos duelen. Y por otra, es una herramienta estupenda para conectar con los demás.

¿Nos cuentas tu receta del gazpacho (basada en la de tu madre)? Me gusta pelar los tomates y el pepino y si es posible macerar todos los ingredientes con la sal y el vinagre para que tenga más sabor. El ajo no se lo echo después porque tengo algún tipo de superpoder con el ajo y a poco que eche sabe muchísimo. Una pizca de pimentón de la Vera le da más sabor y color. Y otra pizca de comino también me gusta.