Teodoro Jarcia, Teo para los amigos, es un médico de familia en Vengo de urgencias, el en nuevo libro de Fernando Fabiani (Sevilla, 1975). Teo es, probablemente, el alter ego de Fabiani, también médico y director artístico de la compañía teatral Síndrome Clown, y que ironiza en esta obra experiencias que ha vivido en urgencias, repitiendo la fórmula de su éxito de ventas Vengo sin cita.

Con ilustraciones de Laura Santaolaya, el libro parte de la idea de que usamos mal las urgencias médicas. A su juicio, se acude a ellas por prisas, por comodidad y, en el caso de padres de niños, incluso con un uso preventivo, intentando que el médico detecte si el pequeño se pondrá enfermo. Un hábito erróneo que conlleva un retraso en la atención de las verdaderas urgencias. Por el contrario, deberíamos consultar al médico de cabecera para recibir un diagnóstico certero.

Existen, según recoge el libro, verdaderos clásicos en urgencias: confundir un simple catarro con gripe, convivir mal con los mocos cuando son un mecanismo de defensa, tomarse la tensión en casa continuamente y a cualquier hora del día cuando hay que hacerlo de manera controlada o entrar cada dos por tres por accidentes domésticos, por la poca atención que ponemos para evitarlos.

Fabiani recoge en el libro, además, algunas frases que ha escuchado en sus años como médico de urgencias, como “Noto el cerebro despegado del cuello”, “el estómago lo tengo más alto que una persona normal” o “Vengo, más que nada, para que me vea”.

La obra se completa con curiosidades sobre el estudio y preparación del MIR, la comida en hospitales y centros de salud, los avisos a domicilio, cómo duermen (o no) los médicos durante las guardias, cómo ser médico invade toda su vida personal cuando alguien pregunta eso de “¿hay un médico en la sala?”, o cómo Internet ha promovido la cibercondría, la hipocondría que se proyecta en la red.