No es la primera vez que os hablamos de la última corriente en la arquitectura. Desde siempre, los edificios estaban separados de las zonas verdes, mención a parte de los jardines colgantes de Babilonia. Y esa parece ser un poco la idea. Integrar los espacios verdes entre el comento, el cristal y los materiales de última generación de las nuevas edificaciones. Como la torre Tao Zhu Yin Yuan, en Taipei, Taiwan.

Edificio con forma de ADN

Es un nuevo intento de crear espacios combatan la polución y el cambio climática en los lugares en los que vivimos. Además, la compañía constructora ha querido darle un aire todavía más romántico. La torre tiene una forma espiral con un giro de noventa grados entre la base y la azotea. De esta manera quieren recordar la doble hélice de ADN, la molécula de la vida. Pero esta edificación también tienen un lado más pragmático. Cuando esté completamente construida y habilitada, los arquitectos aseguran que tendrá más plantas que todo central Park, en Nueva York. Un edificio con una jardín monstruoso dentro. Más de 200.000 metros cuadrados, distribuidos en 20 plantas, en el distrito de XinYi, el corazón financiero de la bulliciosa ciudad de Taipei. La construcción está a punto de concluir y se espera que esté plenamente operativo a finales de este año. El estudio encargado del diseño y construcción ha sido el del arquitecto belga Vicent Callebaut, especializado en las construcciones ecológicas.

130 toneladas de CO2

En ese momento, la torre será capaz de absorber 130 toneladas de CO2 cada año. Sin duda una pequeña parte de las 260 millones de toneladas que cada año produce la capital taiwanesa, pero al menos un primer intento, imaginativo y audaz de combatir la galopante polución de la zona. Y por otro lado, de introducir elementos en nuestras vidas que también influyen en el bienestar de los habitantes. Las plantas no estarán presentes en las zonas exteriores. Salones, pasillos y habitación estarán decorados con pequeños jardines verticales.