No es tan extraño viniendo de la familia de los reptiles, pero esta semana, un estudio publicado en la revista Science Advances lo ha confirmado: las serpientes estuvieron dotadas de miembros posteriores durante los primeros 70 millones de años de su evolución, según se deduce de una investigación que han encabezado Fernando Garberoglio y Sebastián Apesteguía (de la Universidad Maimónides de Buenos Aires) y que ha analizado restos fósiles de estos animales hallados en la Patagonia argentina, y también ha hallado detalles sobre la forma en que el cráneo flexible de las serpientes evolucionó desde sus ancestros, los lagartos.

Para su investigación, el equipo argentino usó escáneres de tomografía micro computarizados, y los aplicó a ocho cráneos y tres segmentos post-craneales de la serpiente patuda Najash, un género extinto que vivió en el período Cenomaniense-Turoniense del Cretácito, hace aproximadamente entre  94 y 100 millones de años.

Lo que el equipo investigador ha deducido de esa dotación de miembros posteriores es que estas serpientes crecieron de forma estable durante mucho tiempo, y no fueron simplemente una fase transitoria en la evolución. Los análisis de los cráneos muestran también que la Najash carecía de la serie huesos que forman la cresta, conocida como crista circumfenestralis. Por ello, los investigadores concluyeron que esta característica anatómica no es un rasgo imprescindible de una serpiente.