El pasado 30 de mayo se conmemoró el Día Mundial de la Esclerosis Múltiple, y la Sociedad Española de Neurología (SEN) aprovechó para llamar nuestra atención sobre la cifra de afectados por esta enfermedad: cada año se diagnostican en España 1.800 nuevos casos, que suman ya 47.000 personas en España, una cantidad que constituye el doble que hace dos décadas, convirtiendo esta dolencia en la principal causa de discapacidad en jóvenes, solo tras los accidentes de tráfico. En Europa, son 700.000 las personas afectadas, y 2,5 millones en todo el mundo.

Las razones de este aumento de pacientes de esclerosis múltiple, señala la Sociedad Española de Neurología, son los mejores medios diagnósticos y el menor tiempo que se tarda en llegar al mismo, pero también factores ambientales que aún no se han podido determinar con exactitud, aunque se baraja que pueden estar involucrados el tabaquismo, el déficit de vitamina D, la escasa exposición a la luz solar y el cambio de dieta, entre otros.

La esclerosis múltiple es una enfermedad neurológica crónica, cuyos síntomas más habituales al inicio de la enfermedad son los hormigueos, el adormecimiento de uno o más miembros y/o la pérdida de agudeza visual, y cuando la enfermedad está avanzada, la debilidad, sobre todo en las piernas, y/o rigidez muscular. El 70 por ciento de los nuevos casos de esclerosis múltiple que se detectan cada año corresponden a personas de entre 20 y 40 años, y en un 85 por ciento de los casos, lo más frecuente es que la enfermedad se presente en “brotes”, es decir, la aparición brusca de nuevos síntomas neurológicos. No obstante, con el paso de los años, hasta un 40 por ciento de los pacientes pueden pasar a tener un curso progresivo.