La conexión entre Twitter y Elon Musk viene de mucho antes de que el magnate mostrara sus intenciones de comprar la red social. Musk ha criticado muchas veces el funcionamiento de la red del ‘pajarito’, desde que se uniera a la comunidad en 2009. Ahora, aunque ha paralizado su compra, por la cifra récord de 44.000 millones de dólares, hasta que le aclaren el porcentaje de cuentas falsas que hay en la plataforma, parece que va a llevar a cabo una serie de cambios que marcarán un antes y un después en Twitter.

“Elon Musk quiere comprar Twitter para cambiarlo, no para explotarlo. Entiende que es una empresa que está por debajo de su potencial real, y que puede crear mucho más valor para los usuarios de lo que está generando ahora mismo”, asegura Jorge García, experto en redes sociales, marketing digital y fundador de Marketing Paradise.

García coincide con Musk en que la plataforma necesita cambios: “Sigue con problemas de algoritmo, que está muy poco centrado en el usuario, y con las crisis habituales de los famosos bots, que pervierten las métricas”.

 

Twitter y el atractivo para los anunciantes

Sin embargo, el problema principal es que se ha convertido en una red social sin atractivo para los anunciantes, “tiene más audiencia que ingresos, por culpa de un modelo publicitario que no aporta valor a la empresa que invierte en este canal. Facebook o Instagram tienen un modelo publicitario mucho más evolucionado, donde la segmentación es más útil y real. Además, los costes son muy inferiores a los de una campaña en Twitter, por lo que el atractivo para una marca es superior”, explica el fundador de Marketing Paradise.

El problema de los bots y de las cuentas anónimas repercute directamente en que los anunciantes hayan visto reducidas sus inversiones en Twitter respecto a otras redes, porque es muy complicado que puedan dirigirse al público que desean. “Si quieres hacer una campaña enfocada a mujeres de entre 20 y 45 años que estén en España y que les guste el tenis, ¿Cómo vas a conseguirlo? De gran parte de la audiencia no tiene ni siquiera un nombre real. Esa falta de información personal evita en parte que las campañas de publicidad funcionen”, argumenta Jorge García.

Desde sus orígenes, la plataforma que quiere comprar Elon Musk “está diseñada para hablar con desconocidos, lo que implica que no es necesario que te identifiques. Y cuando reina el anonimato, empieza el caos”, afirma García, que ve que las soluciones de Twitter se basan en dos puntos principales.

 

Qué le falta a Twitter para ser más rentable

El primero de los puntos que nos explica Jorge García es  “resolver de una vez la brutal eficacia de los bots, y evitar así que se viralicen determinados mensajes, totalmente manipulados”. Y el segundo “mejorar su modelo publicitario”; ayudando a los anunciantes con “más posibilidades de segmentación y a costes inferiores. Mientras las marcas puedan llegar al mismo público desde otras redes, de forma más económica, no va a poder poner los números en verde”.   

Otro punto de controversia y en el que se esperan cambios es en la moderación de temas y en la libertad de expresión. El fundador de Marketing Paradise entiende que “como casi siempre, la clave está en quién pone la línea que no debe cruzarse”. “Si la red social decide que sobre algunos temas no pueden expresarse determinadas opiniones o apologías entra en juicios más morales que otra cosa. Y cada persona tiene su propia moral”.

“Twitter no deja de ser un producto de una empresa privada, que será la que dicte las normas. Y los usuarios, para usarlo, tendrán que respetarlas. El problema de esto es que hay más libre albedrío que leyes concretas. La gran parte de las suspensiones de cuentas son automáticas, y luego se revisan manualmente” ahonda García que añade “si la moral impuesta por personas ya es complicada, imaginemos la de una máquina”.

La expectación de los usuarios de Twitter ante los cambios que plantea Elon Musk no puede ser mayor. A día de hoy solo posee el nueve por ciento de las acciones y parece que ya ha conseguido impulsar la posibilidad de editar los tweets, algo a lo que se negaron desde el principio los dirigentes de la plataforma.

La duda está en cuándo se materializará la compra y cuánto tardarán en llegar los cambios desde entonces. Pero está claro que la llegada del magnate sudafricano va a ser significativa para el futuro de Twitter.