Los científicos son esas personas que no viven en el presente. Su trabajo es avanzar el futuro. Aunque a veces, para ello, tengan que viajar al pasado. En este caso han viajado 66 millones de años atrás, al Cretácico. Hasta el momento en el que un gran meteorito impactó en la Tierra con la fuerza de cien bombas atómicas y cambió para siempre la historia del planeta. Y dejó una enorme cicatriz. El cráter Chicxulub en la mexicana península de Yucatán.

¿Qué ocurrió tras el gran impacto

Ahí siguen los investigadores tratando de desentrañar qué ocurrió inmediatamente después del impacto. Las últimas aportaciones hablan de un comportamiento increíble de la roca, como publica New York Times. De cómo millones de metros cúbicos fueron catapultados a la atmósfera. Eso ya se sabía. Lo que han descubierto los geofísicos del Imperial Collage London es más sorprendente. El impacto del gran meteorito afectó a capas más profundas de la corteza terrestre de lo que se pensaba, como mostraron en Science en primer lugar. Materiales enterrados a kilómetros bajo el manto, fueron lanzados hacia la superficie donde se comportaron como fluidos durante centésimas de segundo. Rocas comportándose como agua. Aquel impacto debió de ser efectivamente algo bíblico.

Cómo se creó el cráter

Es así cómo se formó el cráter. Rocas como el granito ascendiendo a toda velocidad, desenterradas por el golpe del meteorito y creando un círculo perfecto con picos en sus bordes. Para comprobarlo, realizaron profundas catas en el terreno del anillo central del cráter. 66 millones de años de sedimentos les obligaron a perforar más de 600 metros de roca caliza. Este hallazgo podría explicar por fin cómo fueron los minutos inmediatos a la caída del meteorito. Cómo los anillos del cráter se formaron por la emersión de materiales profundos y no por el desplazamiento de los elementos cercanos al impacto, como defiende la otra teoría de formación de estas estructuras.