Desde este miércoles, Sídney, capital de Nueva Gales del Sur y una de las ciudades más grandes de Australia, se alimentará totalmente de energía renovable, de origen local: procedente de granjas eólicas y solares de Nueva Gales del Sur. Se espera, así, que la región y sus 250.000 habitantes reduzcan las emisiones de CO2 en unas 20.000 toneladas cada año, y se ahorren el equivalente a unos 308.000 euros al año durante la próxima década.

El alumbrado público, los edificios públicos… Este futuro verde es posible gracias al mayor acuerdo de energía verde que se ha firmado en la historia de Australia. "Las ciudades son responsables del 70 por ciento de las emisiones de gases de efecto invernadero en todo el mundo, así que es fundamental que tomemos medidas eficaces y basadas en la evidencia climática", ha declarado la alcaldesa de Sídney, Clover Moore. Y ha añadido que este enorme cambio también se encamina a generar más empleos, particularmente para las comunidades afectadas por la crisis del coronavirus. “Estamos en medio de una emergencia climática. Si queremos reducir las emisiones y hacer crecer el sector de la energía verde, todos los niveles de gobierno deben hacer una transición urgente a favor de las energías renovables".

La muy contaminada ciudad de Sídney aprobó en 2007 un plan estratégico marcándose objetivos para 2030 y tras consultar a los ciudadanos, que le devolvieron, en un 97%, la voluntad de implicarse en una acción fuerte contra el cambio climático. El objetivo expresado es reducir las emisiones en un 70 por ciento para 2030, aunque se espera que, gracias al nuevo escenario energético, se pueda cumplir en 2024.

Aproximadamente las tres cuartas partes de la energía de la ciudad se generarán por energía eólica viento, y el resto provendrá de la energía solar. La empresa Flow Power se ocupará de esta gestión.