Actividades tan cotidianas como cocinar o limpiar podrían resultar extraordinariamente contaminantes, generando niveles muy significativos de componentes químicos dentro del hogar, lo que conllevaría niveles de calidad del aire similares a la de una ciudad muy contaminada, pero en casa.

Lo afimran investigadores de Universidad de Colorado Boulder, en Estados Unidos. Presentado el pasado domingo en la reunión anual de la Asociación Estadounidense para el Avance de la Ciencia (AAAS), el informe se ha elaborado a partir del análisis del impacto en el aire de los llamados “compuestos químicos volátiles”, presentes en artículos como el champú, perfumes y detergentes. Y en sus conclusiones, los expertos afirman que los compuestos orgánicos volátiles (COV) de estos productos escapan al exterior y contribuyen a la formación de partículas finas y ozono, lo que constituye una fuente aún mayor de contaminación atmosférica global del aire que los automóviles y camiones.

Hasta ahora, los hogares nunca habían sido considerados como una fuente importante de contaminación del aire. Este innovador estudio observó durante un mes el aire dentro de viviendas de 1.200 pies cuadrados (111,4 metros cuadrados) en la Universidad de Texas, en Austin, donde se reprodujeron actividades como cocinar un menú típico para una fiesta familiar.

Los resultados preliminares de los científicos evidencian que incluso hervir agua puede contaminar el aire, dado que la llama de gas de algunas cocinas contienen “altos niveles de contaminantes gaseosos”, o que preparar una tostada altera la calidad del aire más de lo que se creía. Con todo, uno de los investigadores, Joost de Gouw, ha subrayado que es demasiado temprano para hacer recomendaciones de cambios en las políticas públicas o en la conducta humana”, ya que se necesitan nuevas investigaciones para analizar el volumen de toxinas presente en el aire al interior de los hogares.

Sí se recomienda ventilar la casa mientras se cocina y se limpia, porque incluso las tareas básicas como hervir agua sobre un fuego pueden contribuir a altos niveles de contaminantes del aire gaseosos y partículas en suspensión, con impactos negativos en la salud.