El difícil cuantificar el daño que la caza ilegal hace a los animales salvajes, especialmente a los que se encuentran en peligro de extinción. Uno de los factores de que sea ilegal comporta la dificultad de establecer su impacto. Aunque no cabe duda de que existe. Es grave y es real. 

Pero a veces esos números se hacen públicos. Y en este caso son escalofriantes. Las autoridades brasileñas anunciaron esta semana la captura del que puede ser el cazador furtivo más sanguinario del que se tenga noticia. 

Se trata de un dentista llamado Temístocles Barbosa. Este hombre, que no cazaba precisamente por necesidad, ha sido detenido bajo la acusación de haber dado muerte a cerca de mil jaguares desde 1987. Es una cifra mareante, si se tiene en cuenta que la cifra total de estos animales en libertad se calcula entorno a los 60.000 en la actualidad. 


Doctores y funcionarios

En estos años, Barbosa se ha convertido en el enemigo número uno de estos espectaculares felinos americanos. Pero no solo él. En la misma operación fueron detenidos seis individuos más. Entre ellos, un doctor, un funcionario judicial y otro de prisiones. Como se ve, todo personas sin problemas económicos para los que matar animales salvajes es solo un deporte sangriento. 

En el momento de la detención, al grupo se le intervinieron los cadáveres de ocho jaguares, trece capibaras, diez pecaríes y dos ciervos del Amazonas

Según la legislación brasileña, todo el grupo se enfrenta a penas de cárcel. Están acusados de caza ilegal, tráfico ilegal de restos de animales protegidos y tenencia ilícita de armas de caza.