Unos 5.300 millones de teléfonos móviles inteligentes van a dejar de usarse y a desecharse este 2022. Sin embargo, se calcula que muy pocos van a reciclarse, y eso que están hechos con materiales muy valiosos: oro, cobre, plata, paladio…

Y, ¿por qué no los reciclamos? ¿Pereza, incredulidad con el sistema de reciclaje, indiferencia? El WEEE Forum, un consorcio que agrupa a las empresas que gestionan el reciclaje de este tipo de dispositivos, ha llevado a cabo una gran encuesta, con el apoyo de Instituto de Naciones Unidas para la Formación y la Investigación (Unitar), para intentar dar respuestas a estas preguntas".

El trabajo de campo de la investigación se realizó entre junio y septiembre de 2022, en 8.775 hogares de la Unión Europea (Portugal, Países Bajos, Italia, Rumanía y Eslovenia) y en el Reino Unido. Ahí, cada hogar acumula una media de 74 dispositivos electrónicos, entre teléfonos, tabletas, ordenadores portátiles, herramientas eléctricas, secadores de pelo, tostadoras y otros aparatos (excluyendo lámparas). De esos 74 productos, y siempre según datos de WEEE, trece se guardan (nueve funcionan pero no se usan, y cuatro están rotos).

Los pequeños aparatos electrónicos de consumo que más tiempo permanecen en las casas donde se realizó la encuesta son auriculares, mandos a distancia, equipos domésticos (relojes, planchas), equipos informáticos (discos duros, routers, teclados o ratones), móviles y teléfonos inteligentes, y electrodomésticos de cocina (tostadoras, parrillas).

Por otro lado, los productos electrónicos de los que más se deshace la ciudadanía de la Unión son las lámparas LED.

Por países, los más que más trastos electrónicos amontonan son Italia (29%), Países Bajos (17%), el Reino Unido (14%), Eslovenia (12%), Rumanía (9%), Portugal (8%), Líbano (4%)".

En cuanto a los motivos que aducen las personas encuestadas para no tirar los dispositivos electrónicos figuran el pensar que tendrán que volver a utilizarlos en el futuro (46%), venderlos o regalarlos (15%), por su valor sentimental (13%), porque podrían tener valor en el futuro (9%), porque no saben cómo reciclarlos (7%), por falta de tiempo o porque prevé usarlo en una segunda residencia (3%), o porque contiene datos sensibles (2%).

Pascal Leroy, director general del WEEE Forum (la organización que ha promovido el Día Internacional de los Residuos Electrónicos) explica que "la gente no se da cuenta de que estos artículos, aparentemente insignificantes, tienen mucho valor, y juntos a nivel mundial representan volúmenes enormes".

Solo en 2022, según cálculos de WEEE, los pequeños artículos electrónicos tipo teléfonos, cepillos de dientes eléctricos, tostadoras y cámaras pesaban en torno a 24,5 millones de toneladas, cuatro veces el peso de la Gran Pirámide de Giza.

En los últimos veinte años, las empresas del WEEE han recogido, descontaminado, reciclado o preparado para su reutilización más de 30 millones de toneladas de dispositivos electrónicos.