Si hay algún parque natural emblemático en España es sin duda Doñana. Uno de los mayores acuíferos de Europa, en el que más de 4.000 especies viven o permanecen semanas de paso entre sus marismas, sus juncales, lagunas y bosques. Pero ahora, Doñana está una vez más en peligro.

Señal de alarma de WWF

La organización ecologista World Wildlife Fund (WWF) ha lanzado la señal de alarma. En un informe recientemente publicado, exponen la evolución del parque en los últimos 40 años. En concreto, desde su designación de parque nacional en 1969. Ya en aquel entonces, Doñana estaba amenazado por la plantación de ejemplares de eucalipto, que ponían en riesgo los valores naturales del entorno. También la explotación turística y la conversión de las marismas en tierras agrícolas.

Triple amenaza sobre Doñana

Pero hoy la situación sigue siendo grave. En la actualidad las amenazas proceden de tres frentes. El primero es el dragado del Guadalquivir. También la situación caótica de los cultivos ilegales de fresa en la zona. Estas explotaciones aíslan el parque y compiten por los recursos hídricos. Por último la ampliación de la refinería de la Rábida y la posibilidad de construcción de un oleoducto hacia Extremadura. Esto supondría que más de 200 petroleros llegarían anualmente a las costas de Doñana, incrementando la posibilidad de un accidente fatal.

Cultivos ilegales de fresa

La influencia de los cultivos ilegales es especialmente grave. En la actualidad, según WWF, el parque recibe solo una quinta parte del agua que necesita para su superviviencia. En la zona se cultiva el 70% de la fresa de todo el país. Esto supone el sustento de muchas de familias. En los últimos años han aparecido cerca de un millar de pozos ilegales y alrededor de 3.000 hectáreas se están explotando sin autorización ni control. La escasez del agua también ha venido determinada por las modificaciones de los cursos fluviales para favorecer la navegación. En el siglo XX se perdieron más del 80% de las marismas de la zona y el 90% de las lagunas estacionales. Se trata de hábitat clave para las aves migratorias.