Estimado jefe,

Lo siento pero no puedo, estoy demasiado enganchada a las series ahora mismo como para ponerme a escribir cualquier cosa. La semana pasada, las grandes cadenas norteamericanas anuniaron la renovación o cancelación de sus shows. Algunas cancelaciones sorprendentes y otras renovaciones igualmente incomprendibles llenaron páginas y páginas en la web que llegaron hasta mí y me dieron montones de series que ver. 

Una de esas cancelaciones que removió Twitter (que es donde los millennials nos removemos) fue la de 'Brooklyn Nine - Nine'. Aunque en la misma semana ya había encontrado una nueva casa en la que seguir, Internet ya había puesto el grito en el cielo y a mí me había picado el gusanito. Así que aquí me tienes, estimado jefe, tras tres días seguidos de binge watching (en castellano viejo, de maratón) esta sitcom, puedo decir que es un gran show. En artículos anteriores, ya me he referido a mi amor por la sitcom bien hecha. No, no hablamos de 'The Big Bang Theory' o 'Cómo conocí a vuestra madre', series por las que he pasado y puedo asegurar que su humor se basa en el chiste fácil, la sobreexplotación de estereotipos y las bromas basadas en prejuicios sociales. Las sitcoms buenas son aquellas que se ríen de ellas mismas de una forma muy sutil. Son las que conocen a sus personajes lo suficiente para conseguir que sean divertidos por sí mismos, aprovechando los arquetipos (aquello que conocemos) en lugar de los clichés (nuestros prejuicios). En su momento hablé de 'Parks and Recreation', hoy traigo 'Brooklyn Nine - Nine', una sitcom policíaca disponible en Netflix que ha pasado totalmente desapercibida en España.

Evidentemente, yo le encuentro a las series un placer más allá de la simple necesidad de pasar el tiempo. Soy la típica friki hipster (eso ya lo sabíamos) que tiene a su disposición los tres servicios de streaming principales en España: Amazon, Netflix y HBO. Por un lado, me gustaría encarecidamente animar a algunas de estas tres plataformas (o todas) a que me patrocinen este amor que tantas horas me cuesta. Por otro, quería decir que sé que no soy la única que lo vive así en España. Esta misma semana, se ha sabido que la piratería ha descendido por segundo año consecutivo en España. Principalmente, como salta a la vista, gracias a todas las posibilidades de streaming que tenemos hoy en día, sumándose a las cadenas de pago que tienen servicios parecidos, como Movistar.

España es un gran consumidor de contenido, principalmente gracias a dos franjas horarias potentes en el mismo día: la sobremesa y el prime time nocturno. Las televisiones se quejan de la falta de telespectadores, sin embargo, no han existido inicitativas interesentas por su parte. No obstante, yo llevo 72 horas sin parar de consumir contenido de forma legal. ¿Por qué pago la quota pero no tengo televisión? Muy sencillo: porque tengo disponibilidad al contenido cuando quiera. Aunque parezca que estoy contando la misma vieja historia, lo cierto es que en este país aún falta que las grandes empresas de contenido audiovisual se enteren de que así somos ahora los espectadores: ya no podemos ajustarnos a los horarios y programación televisiva. La libertad es el nuevo 'must' del audiovisual.

Así que, estimado jefe, me voy a ejercer mi libertad. Mírate Brooklyn Nine - Nine cuando no te apetezca pensar y quieras reírte un poco. También recomiendo Merlí (Netflix) y Killing Eve (HBO). Para todo lo demás, cada uno que se marque su horario.