Decía Alfred Hitchcock que jamás hay que rodar ni con niños ni con animales. Su carácter imprevisible complica hasta la locura cualquier intento de filmarlos como se debe. Es una frase que, afortunadamente, muchos fotógrafos ignoran. Y armados de paciencia y de sofisticadas cámaras, recorren el mundo para captar las mejores imágenes de la naturaleza. Muchas de ellas se recogen ahora en el certamen Wildlife Photographer of the Year. Se trata de uno de los concursos más prestigiosos del mundo en este campo. En la elección de los finalistas se valora la creatividad, el arte, la complejidad técnica y el sentido de la oportunidad.  

A la caza de la mejor foto

  Si las imágenes sobre la naturaleza son sorprendentes, no menos impactante son los trucos que los fotógrafos utilizan para conseguirlas. Desde el camuflaje a las esperas de días y días, solo para conseguir dar dos disparos a sus cámaras. Como el caso de Klaus Nigge que experimentó durísimas condiciones para obtener impactantes imágenes de águilas calvas. Tirado en el helado suelo de Alaska durante semanas. Empapado y helado, pero firme en su propósito.
O en caso de Tim Laman, uno de los ganadores de este año. No dudó en encaramarse a un árbol para captar a un orangután de mirada asustada ascendiendo sobre un árbol en la jungla. Cómo él mismo asegura "he esto a punto de morir dos veces, pero hacer la foto perfecto compensa todo".
Ni tan siquiera podemos imaginar cómo se captura la imagen de una hiena distraída y saciada entre los cadáveres de decenas de ñúes. De dos ángeles bailando en las profundidades del océanos. Fascinantes muestras de la belleza y complejidad del mundo en el que vivimos. Y muestra del trabajo invisible de los que los arriesgan todo para enseñárnoslo. [caption id="attachment_12805" align="alignnone" width="550"] Foto: Tim Laman[/caption]     [caption id="attachment_12798" align="alignnone" width="550"] Foto: Andrey Narchuk[/caption]     [caption id="attachment_12806" align="alignnone" width="462"] Foto: Simon Stafford[/caption]