Esa canción que cantaban nuestras abuelas, y luego nuestros padres, y ahora tatareamos nosotros una y otra vez. También un tipo de gorrión lleva más de mil años cantando las mismas canciones, transmitiéndolas de generación en generación.

Así se desprende de un estudio que han realizado investigadores de la Queen Mary University y el Imperial College de Londres, y ha publicado la revista Nature Communications.  La especie en cuestión es el gorrión americano conocido como Melospiza georgiana, y se puede localizar en las marismas del noreste de Estados Unidos, y es capaz de aprender con precisión sus cantos en el 98% de las ocasiones.

El estudio sugiere que estos gorriones filtran y seleccionan las melodías que están más extendidas entre sus semejantes, una estrategia de aprendizaje que los investigadores conocen como “sesgo de conformidad”, un modelo que tradicionalmente se había pensado que tan solo seguían los humanos. Una vez aprendidas, mantienen tan solo aquellas que otros ejemplares han cantando durante cierto tiempo.

Para alcanzar sus conclusiones, los autores del trabajo grabaron los repertorios musicales de 615 gorriones en seis grupos de población en el noreste de Estados Unidos. Después, utilizaron patrones para medir la diversidad de los cantos de cada una de las poblaciones, y finalmente aplicar un método estadístico para simular la evolución de esas tradiciones culturales.