El surf es uno de los deportes que mejor admite la innovación. En la inmensidad del mar y en la cresta de la ola da rienda suelta a su filosofía disruptiva, explorando en libertad la expresión corporal, las posibilidades creativas de la tabla e incluso fortalece las relaciones entre quienes lo practican. Hace tiempo que, en varias playas del mundo, asociaciones como  Més que Surf  ,  sin ánimo de lucro, han abierto otra muesca más en las posibilidades de este deporte: mejorar las capacidades de los niños con TEA (Trastorno del Espectro Autista), entre otros trastornos de este espectro. Sobre la tabla, estos jóvenes conectan con el mar y alivian su sobrecarga sensorial, su ansiedad. También los beneficia el vínculo que crean con su monitor.

Ciclos terapéuticos para aliviar el estrés

Fue el surfer norteamericano Israel Paskowitz quien detectó estos beneficios en su propio hijo, diagnosticado con autismo. Junto con su mujer y el apoyo de muchos colegas, en 1996 fundó, en Hawai, Surfer Healing, un campamento gratuito para menores con estas condiciones. Hoy, son muchas las asociaciones de surferos que se unen con el objetivo de mejorar las capacidades de los niños autistas planificando ciclos terapéuticos en campamentos de surf. Mes que Surf, una iniciativa del psicólogo infantil Adrián Esteve, celebró su campamento el pasado verano en la Playa La Marina de Sitges, organizando en ocho sesiones durante siete semanas, de manera gratuita.
https://vimeo.com/224200772     https://www.youtube.com/watch?v=rEQWB3cHeL8