Pese a todo lo que sabemos sobre nosotros mismos, hay aspectos que permanecen en el misterio. Por ejemplo, los bostezos. Y más aún, por qué los bostezos se contagian. Todos lo hemos experimentado. Alguien cerca de ti bosteza y tú no puedes evitar hacer lo mismo.

Los científicos, que lo mismo están para lo fino que para lo gordo, se han puesto a estudiar los motivos de este peculiar comportamiento. Y para ello se basaron en la teoría más extendida sobre las razones del bostezo. Es, según se cree, la forma en la que el cerebro se ventila y baja su temperatura. Al parecer, cuando vemos a alguien bostezar, nuestro cerebro reacciona, y por si ha subido mucho la temperatura, imita el comportamiento. 

Para saber si esto era verdad, un grupo de investigadores han actuado sobre la fisiología de control de temperatura del cerebro. Y buena parte de esos mecanismos se encuentran en el cuello. Así, variando la temperatura de la carótida, han analizado cómo afectaba a la cadena de bostezos. 
 

Un cojín en la carótida

La prueba fue para verla. A los sujetos de estudio se les colocó un cojín firmemente agarrado al cuello. Este cojín tenía un dispositivo que permitía variar su temperatura. Así se hicieron pruebas a 46 grados centígrados, después a 4 grados y finalmente a una temperatura ambiente de 22 grados

En cada fase se forzó a los individuos a a que bostezaran mostrándoles imágenes de otras personas bostezando. Y los resultados fueron concluyentes. Mientras que en condiciones más frías, el contagio se producía en un 48,5% de los casos, este índice subía nada menos que hasta el 84,8% en las situaciones de más calor. Es más, la cantidad de bostezos prácticamente triplicaba en las situaciones calurosas frente a las frías. 

Los investigadores, como suelen, han preferido ser cautos. Pero consideran que este estudio avala la hipótesis de que es la regulación de temperatura lo que causa los bostezos y su contagio.