La galaxia enana Sextans, con una masa 100.000 veces menor que la Vía Láctea, ha devorado a una compañera aún más pequeña que ella. Es lo que se conoce como canibalismo galáctico, lo ha detectado un equipo de astrónomos -cuyos responsables son Luis Cicuéndez y Giuseppina Battaglia, del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC)-, y ha ocasionado la fusión entre galaxias a menor escala conocida.

Gracias a dos telescopios, instalados en el Observatorio Interamericano de Cerro Tololo y en el Observatorio Las Campanas, ambos en Chile, los científicos detectaron que en la galaxia enana Sextans la distribución espacial de las estrellas azules (pobres en metales) se vuelve redonda y regular, mientras que la de las estrellas rojas (ricas en metales) se muestra mucho más elíptica e irregular, con la presencia de una sobredensidad estelar en su lado noreste.

La explicación más razonable para este fenómeno es que, originalmente, las galaxias que se fusionaron tenían metalicidades distintas, según ha explicado el IAC. Igualmente, tanto el análisis de velocidades como el de indicadores de la composición química de las estrellas revelan la presencia de una subestructura espacial con forma de anillo. Esta subestructura presenta una velocidad considerablemente mayor y una composición química distinta del resto de estrellas de la galaxia.

Este hallazgo probaría que el modelo jerárquico de formación de galaxias, por el cual éstas se fusionarían para formar las galaxias de mayor tamaño, puede seguir explicando la formación de las galaxias más pequeñas conocidas hasta ahora, las llamadas galaxias enanas. Se han publicado más datos del descubrimiento en la revista Monthly Notices of the Royal Astronomical Society.