La NASA informó el pasado lunes de la muerte, a los 101 años, de Katherine Johnson, una matemática afroamericana pionera en la carrera espacial y cuyo trabajo fue esencial para la llegada a la Luna.

Katherine Johnson calculó las trayectorias de los cohetes y las órbitas de la Tierra para las primeras misiones espaciales de la NASA. Resolvió ecuaciones a mano durante los primeros años de esta entidad y también en su organización precursora, el Comité Asesor Nacional de Aeronáutica. Según Jim Bridenstine, administrador de la NASA, Johnson "ayudó a nuestra nación a ampliar las fronteras hacia el espacio, y aportó grandes avances que abrieron puertas para mujeres y personas de raza negra".

El trabajo de Johnson durante 33 años impulsó muchos de los avances de América en la exploración espacial, incluido el "salto gigante para la humanidad" de Neil Armstrong en la Luna. Así, entre sus muchos logros, completó el análisis de trayectoria para el vuelo suborbital de 1961 de Alan Shepard, que fue la primera vez que Estados Unidos envió un humano al espacio. Pero sus hallazgos solo se reconocieron años después.

En su vida se inspiró la película Figuras ocultas, que, a partir del libro de Margot Lee Shetterly, narra la historia de tres mujeres afroamericanas muy poco conocidas hasta en el momento del estreno de la cinta, y que poco después de éste, fueron condecoradas con las Medallas de Oro del Congreso de Estados Unidos: la propia Katherine Johnson, personaje que encarnó Taraji P. Henson; la programadora Dorothy Vaughan, que falleció en 2008, y a quien dio vida Octavia Spencer en un papel con el que la actriz se llevó una nominación al Oscar; y la ingeniera Mary Jackson, que murió en 2005 y en cuya piel se metió la cantante y actriz Janelle Monáe.

Estas tres científicas formaron parte de las mujeres que, en los años sesenta, trabajaron en la NASA, y cuya aportación en el arranque y desarrollo del programa espacial estadounidense fue esencial para su éxito. Johnson, sin negar las restricciones que tenían e aquella época mujeres y negros, aseguró que, en verdad, nunca sintió durante su trabajo la segregación racial, porque en la NASA, en términos generales, se respiraba de alguna manera un aire muy diferente al que había en la sociedad en general.