Un equipo internacional de astrofísicos, liderado por Christopher Manser (de la Universidad de Warwick, Reino Unido) y al que se han incorporado investigadores de España, Estados Unidos, Alemania, Italia, Chile y Holanda, ha descubierto los restos de un antiguo planeta que aún orbita alrededor de una enana blanca, esto es, uno de esos remanentes estelares que se generan después de que una estrella de masa menor a 9 o 10 masas solares haya agotado su combustible nuclear, y que está a punto de desaparecer. El hallazgo ha permitido especular sobre cómo será el ocaso del Sistema Solar dentro de 5.000 o 6.000 millones de años, cuando el Sol se apague.

Así, este descubrimiento de otro de los más de 4.000 exoplanetas que se han hallado ya orbitando estrellas de toda la Vía Láctea, permite pensar que, al quedarse sin combustible miles de millones de años después de nacer, esas estrellas pasan por una fase llamada de gigante roja antes de convertirse en enanas blancas, periodo en el que siguen albergando a sus antiguos planetas hasta que los más cercanos a la estrella se pulverizan por la inmensa fuerza gravitatoria que estas tienen, 100.000 veces mayor que la Tierra según ha explicado a la Agencia EFE uno de los científicos de este equipo, que ha manejado en su estudio el Gran Telescopio Canarias (GTC) del Observatorio del Roque de los Muchachos (La Palma) y publicado sus resultados en Science.

El planeta hallado, de aspecto rocoso, orbita tan cerca de su estrella que le da una vuelta aproximadamente cada dos horas. Tiene una temperatura de unos 1.700 grados, y sus gases apuntan a que está hecha principalmente de hierro, magnesio, silicio y oxígeno, cuatro elementos clave para la construcción de la mayoría de planetas, incluida la Tierra. Así pues, podría ser el resto de un antiguo sistema planetario, y eso “puede detectarse midiendo variaciones muy sutiles del espectro de la luz que nos llega del disco de escombros”, detalla el equipo investigador.