Vivimos en un mundo diverso y en un frágil equilibrio. Cuando durante millones de años las cosas ha sido así y todo ha funcionado bien es por motivos bien fundados. Y si este equilibrio, si esta diversidad, se pierde las consecuencias son siempre catastróficas. Un nuevo ejemplo ha sido descubierto por un equipo internacional compuesto pos investigadores de España, Reino Unido, Malasia han analizado cómo distintos cultivos responden a largos periodos de sequía.
Las conclusiones son que la biodiversidad favorece la resistencia de las plantas a los periodos de escasez de lluvias. Por el contrario, aquellas zonas en las que se concentran ejemplares de la misma especie presentan una mayor afectación a la sequía.
 

A mayor variedad, más posibilidades de resistir

Según los científicos, en estas áreas de plantas de una misma especie se genera una competencia por los recursos. Todas las plantas necesitan la misma cantidad de agua, de manera que presentan un mayor estrés hídrico. En las áreas en las que hay una mayor diversidad, las diferencias en la demanda hacen que las plantas aguanten mejor la ausencia de lluvias. Para llegar a estas conclusiones, se plantaron pequeños ejemplares del mismo tipo de árbol en una zona. En otra aledaña, se cultivaron especies distintas. Luego, mediante la cobertura de ambas áreas se recrearon las condiciones de una larga sequía. Esta investigación ha servido para determinar el ciclo que rige los bosques tropicales. Es estas zonas se produce una dinámica de retroalimentación. Los periodos de sequía favorecen la biodiversidad, y este fenómeno hace que los bosques sean más resistentes. Con estos resultados se espera disponer de una sistema que permita planificar la tala de árboles de un modo más racional y sostenible: Sobre todo teniendo en cuenta que una de las consecuencias del cambio climático serán las lluvias cada vez menos frecuentes y el incremento de las temperaturas.