El pasado 18 de diciembre se celebró el Día Internacional del Migrante. Entre otras actividades, el distrito madrileño de Ciudad Lineal acogió unas jornadas para fomentar el intercambio y la convivencia entre personas de distintas procedencias. Leemos en Alma, la red social social de "la Caixa" un reportaje sobre esta iniciativa, celebrada en el Centro Cultural Islámico de Madrid.

Todos somos migrantes

Té con menta, dátiles y baklavas. Eso era lo primero con lo que te encontrabas al entrar en el Centro Cultural Islámico de Madrid en el Día Internacional del Migrante, que se celebró el pasado 18 de diciembre. Durante los días previos, el distrito de Ciudad Lineal había acogido la Semana del Migrante, siete jornadas llenas de actividades que tenían como objetivo fomentar el intercambio y la convivencia entre personas de procedencias diversas. El lema de este año era “Todos somos migrantes”, porque en el fondo todos tenemos a alguien en nuestras familias que ha ido y venido de otros países para buscarse la vida, como ahora hacen otras muchas personas en el mundo.

Este es el quinto año que se celebra el Día Internacional del Migrante en este distrito madrileño con una jornada intercultural de convivencia, pero es solo el segundo en el que la programación se amplía a toda una semana. La convocatoria ha sido un éxito; de hecho, en el salón de actos de la mezquita no cabe un alfiler. “La gente del barrio es consciente de lo necesario que es ocupar un sitio de estas características. Es un canto a la convivencia en la diversidad y en el respeto a todas las religiones. La gente está encantada de participar, hasta tal punto que casi nos hemos quedado sin espacio”, afirma Juan Carlos Chans, jefe de sección de programas en los Servicios Sociales del distrito de Ciudad Lineal. “Para quienes trabajamos en torno a la idea de que cambiar las circunstancias de las personas no es algo que se pueda hacer desde lo individual, sino que hay que hacerlo desde lo colectivo y lo comunitario, este acto es un granito de arena más”.

A la conversación se suma Sihem, madre e integrante del AMPA del colegio Carlos V, uno de los centros del barrio que cuenta con más nacionalidades diferentes entre sus alumnos y el que más niños musulmanes tiene de todo el distrito. “En este barrio vivimos en paz y hay una apertura estupenda a la cultura. Nuestro colegio es el vivo reflejo de la convivencia”. Allí, durante todo el año, hacen actividades para acercar la cultura árabe a los vecinos del barrio, como la ruta por el Madrid árabe que organizaron este año o las jornadas gastronómicas que celebran con cierta frecuencia.

La jornada de convivencia cultural del día 18 contaba con un programa cargado de propuestas interesantes, entre ellas una exposición dedicada al significado de la palabra “emigración”, otra sobre historias de vidas migrantes realizada por el Centro de Mayores Canal de Panamá y otra del Colectivo Expresarte dedicada a las sonrisas. “La sonrisa es un elemento capaz de unir a personas de todas las culturas, puesto que todos tenemos una”, explica Lourdes Hernanz, Técnica del Proyecto de Intervención Comunitaria Intercultural (ICI) impulsado por la Obra Social ”la Caixa” en los barrios de San Pascual y Concepción, así como en el de Pueblo Nuevo, a través de La Rueca Asociación. “El objetivo fundamental del Proyecto ICI es el fomento de la convivencia a través de la organización comunitaria. En nuestro caso, el tema de la interculturalidad está presente en todo lo que hacemos a lo largo del año, es transversal a toda nuestra programación. Nuestro objetivo es generar espacios de encuentro y de relación en el barrio para personas de diferentes edades, géneros, etnias y orígenes culturales”.

Otra de las actividades con la que nos encontramos es un taller de henna y caligrafía árabe, al que los vecinos del barrio pueden acercarse para decorar su mano con dibujos realizados con este tinte natural o para aprender a escribir su nombre en árabe. Ishmael, voluntario de la Asociación Islamic Relief, rotulador en mano, va trazando los nombres de quienes le preguntan cómo se escriben en esta lengua. “Lo más importante para escribir bien en árabe es estar relajado y concentrado, en realidad ¡no es tan difícil!”. Ishmael, que es de origen marroquí, también colabora habitualmente con Cruz Roja, especialmente con los MENA (Menores Extranjeros No Acompañados); él mismo fue uno de ellos hace algo más de dos años y es también un buen ejemplo de que cualquier persona, venga de donde venga, siempre merece una oportunidad.

 

Texto: María Arranz
Fotografía: Míriam Herrera