Durante un debate regional sobre la posibilidad de adoptar una serie de medidas que combatan estereotipos sexistas en los colegios públicos, Alicia Rubio, diputada de Vox en la Asamblea de Madrid, pronunció palabras de odio contra el movimiento feminista. “El feminismo es un cáncer que utiliza dinero público para no hacer nada”, llegó a decir. 

Estas palabras son referencia de un agitador de la extrema derecha, Milo Yiannopoulos. Es homosexual, pero odia a los homosexuales. Dice ser defensor de la igualdad de género, pero vende camisetas con el lema “El feminismo es cáncer”. A sus 32 años, se considera defensor supremo de la libertad de expresión, un derecho que no distingue de la ofensa y lo utiliza para insultar y provocar.

Creció en una familia británica adinerada y empezó a estudiar dos carreras que no terminó, después optó por dedicarse al periodismo, llegando a trabajar al 'Daily Telegraph'. Allí escribía un blog de tecnología y cultivó su odio hacia la izquierda. Posteriormente, emprendió una publicación online, basándose en el oportunismo y los insultos para ganar dinero. Dio el salto a Estados Unidos a través de un movimiento que se mofaba de las mujeres y poco a poco se ha ido metiendo en el universo del todo vale y donde predominan los insultos a la izquierda, las defensas de la supremacía blanca y los mensajes racistas.

Son frecuentes sus charlas y conferencias en las universidades donde difunde toda esta clase de ideales. Sus artículos provocativos y odiosos hacia la izquierda, la prensa y las minorías lo han llevado a convertirse en un mártir de la libertad de expresión, estando incluso protegido por el conservadurismo más tradicional. Milo Yiannopoulos incluso ha salido defendiendo la pedofilia y las ideas antisemitas. La extrema derecha española, Vox, no ha dudado en acoger estos ideales para formar sus propios discursos de odio.