La figura de Don Juan Carlos siempre se ha visto empañada por innumerables acusaciones de infidelidad y, sobre todo, la ingente cantidad de personas que afirman ser hijos suyos fruto de relaciones extramaritales. Ahora, apartado del foco mediático, vuelve a estar en el candelero por el libro que publica Albert Solà, quien dice ser hijo del Rey Emérito.

El catalán vuelve a la carga para refrendar sus palabras con un libro que no hará mucha gracia en el seno de la Casa Real. Solà asegura que esta obra está cargada de evidencias que dejan patente que Juan Carlos I es su padre. El monarca de la Bisbal, reza el título del libro que promete poner en jaque a la figura del Rey Emérito.

Se trata de una autobiografía que saldrá a la venta el próximo 4 de abril, según recoge Vanitatis y relata su vida. Esta obra fue idea de la editorial que Ediciones B. Desde la empresa aseguran al citado medio que el protagonista se negó durante un mes a contar esta faceta de su vida, aunque aceptó cuando observó que el tema se trataría de una manera respetuosa.

En septiembre comenzó la producción del libro y abarcó los siguientes cuatro meses. Mediante entrevistas, Solà contaba su historia durante cuatro o cinco horas al día que eran grabadas para no perder ningún detalle a la hora de trasladar las palabras a la tinta. El protagonista revela según qué situaciones que a las que no hallaba explicación, aunque si la hubiera sería esa relación con Don Juan Carlos.

Se trata de un libro compuesto por 208 páginas. La totalidad de esta está dedicada a la vida del propio Solà, mientras que el resto son documentos que el protagonista aporta a la editorial para refrendar su postura. Entre ellas se encuentra una partida de adopción con la rúbrica de un miembro de la familia Franco.

Solà recuerda que, tras pasar por una familia acomodada de Ibiza, recaló en el núcleo del matrimonio de agricultores Salvador Solà y Antonia Jiménez, que le aportaron sus apellidos actuales. Cuando se marchó a vivir a México, comenzó a investigar sobre sus orígenes para descubrir la identidad de sus padres biológicos.

En 1988 la Casa de Maternidad de Barcelona le negó un expediente de adopción que había solicitado alegando que se tendría que cursar por vía judicial. Solà, entonces, comenzó a tirar del hilo de las pistas que se le habían puesto delante durante su vida y que no era capaz de explicar, como los severos exámenes médicos a los que se sometió antes de la mili o las vacaciones durante ese mismo periodo de su vida.

Ha mantenido siempre que, en su expediente de adopción aparecían las palabras ‘chupete verde’, lo que infería que ese bebé tenía “sangre real”. Pero años después se entera de que en Bélgica tiene una hermana llamada Ingrid Sartiau y ambos interponen una demanda de paternidad que fue rechazada por la inviolabilidad de Juan Carlos por su condición de jefe de Estado.