El coronel Amadeo Martínez Inglés ha desmentido al excomisario Villarejo tras asegurar que a Juan Carlos I se le querían inyectar hormonas femeninas para poder bajar su ímpetu sexual. Las palabras que el expolicía pronunció el pasado miércoles en el Congreso sobre el rey emérito han despertado una ola de rumores que sería falsa.

"Estamos ante una inmensa trola", afirma en declaraciones a ElPlural.com. "Una auténtica fake news que el sinvergüenza de Villarejo lanzó desde un lugar preferente como es el Congreso. ¿Quién se puede creer esto? No entiendo como hay prensa que lo ha dado por hecho y han dicho que fue el CNI. En todo caso el CSIC, que era el competente en esa época", matiza el coronel apartado del ejército desde 1990.

Además, lo cree inverosímil por el papel que ha tenido el rey al respecto. "¿Quién se puede creer que Juan Carlos iba a aceptarlo? Siempre ha sido un dios inviolable. España era su finca. Hasta Felipe González, cuando despachaban y se ponía delante suya, se le caía la baba. Es una tontería", repite indicando que es falso. 

Por ello, aprovecha para cargar contra Villarejo. "Este caradura de Villarejo, como sabe que todo lo que dice va a misa y lo recogen los medios, pues el tío dice esa tontería. Se cae por sí solo, sería una castración química", repite.

"Este hombre está enfrentado con el coronel Sanz Roldán. Y está aprovechando para darle una patada en el culo diciendo esta bobada", indica sobre el posible motivo de la afirmación del excomisario. 

"Juan Carlos es un adicto al sexo, un psicópata del mismo. Cuando ve a una mujer se la desnuda en su mente y si puede se acuesta con ella, pero de ahí a decir que le iban a poner hormonas... ¡Como que se iba a dejar! Si acaso pediría testosterona", insiste.

"Un depredador sexual"

Hace unas semanas, el mismo coronel explicaba a este medio cómo se monitorizaba la vida sexual del monarca desde el Estado Mayor de la Defensa. "Recuerdo que en la propia División de Organización del EME existía una 'oficina virtual', con personal permanente dedicado única y exclusivamente a recoger las andanzas del Borbón en todas las áreas de su devenir personal y profesional, pero especialmente en las de orden sexual y delictivo de toda laya. Y de esa oficina, que trabajaba al alimón con otra de la División de Inteligencia de ese mismo EME, salían a diario, con un muy limitado número de destinatarios de alto nivel castrense, jugosos dossieres, audios y vídeos en los que el rey (y antes el príncipe) actuaba de perverso y sutil protagonista", contaba.

Así, conocían la situación: "Las escenas de sexo del Borbón Juanito, en ocasiones de sexo duro, extravagante, indecoroso, para nada homologable con el que realizan a diario los millones de juiciosos matrimonios españoles (y no solo de derechas) servían, en primer lugar, de motivo de comentarios nada favorables para la familia real entre los altos, altísimos mandos, de la cúpula militar y, claro está también, de los que no tan altos trabajábamos junto a ellos en ese estatus especial militar de los altos secretos, la máxima confidencialidad y la seguridad del Estado".

"Este hombre, casi ya en su agonía existencial, necesita patológicamente a las mujeres no solo para que ejerzan exclusivamente la función de partenaire en una unión de pareja según los cánones aceptables propalados por la iglesia católica y generalmente admitidos en una sociedad medianamente permisiva y libre como la occidental, esto se queda corto para su ego viperino; este obseso patológico las quiere y necesita como meros juguetes para su fantasía degenerada y sus necesidades o vicios inconfesables", comentaba.

"A este monstruo del sexo no le bajan la líbido ni los años ni un pelotón de la Guardia Civil. Como acabo de decir, necesita a las mujeres más que al comer y beber, que ya es decir. En los últimos días se ha comentado que la periodista Laurence Debray era la amante de turno debido a la biografía sobre el emérito que va a publicar en Francia. No me lo creo. Este sujeto como está, que da pena verlo, no está en condiciones de llevarse a la cama más que a mujeres obligadas, esclavas, como las que sí frecuenta secretamente en los harenes de los EAU", insistía al respecto.