Será difícil para el madridismo olvidar el imborrable recuerdo de lo ocurrido este mismo miércoles en el Santiago Bernabéu. Nadie quiso perderse lo que acabaría sucediendo en Concha Espina. Ni tan siquiera una leyenda del club como lo es Iker Casillas. El excapitán merengue compartió con sus seguidores en redes sociales cómo vivió la remontada ante el Paris Saint-Germain, camuflado entre el público y con sus amigos de siempre.

Ya desde las primeras horas de la tarde se presuponía un ambiente irrepetible en el Paseo de la Castellana. Los aficionados fueron colmando las abarrotadas calles aleñas al imponente – pese a las obras – coliseo merengue para recibir a los jugadores y ‘anotar’ el primer tanto en el marcador anímico.

Nadie quiso perderse una noche que trascendió al puro fútbol. Los palcos del Bernabéu estaban colapsados por leyendas del fútbol mundial, pero no todas ellas vivieron el partido desde asientos de privilegio. Iker Casillas, exportero del Real Madrid y adjunto a la dirección de la Fundación del club blanco, optó por vivir el encuentro junto a los suyos. Eso sí, lo hizo camuflado, ataviado con una gorra, unas gafas de ver y una mascarilla que tan solo dejaba los ojos a la vista.

El excapitán blanco compartió la fotografía en sus redes sociales. “Me gusta el fútbol”, escribió el exfutbolista como acompañamiento de la curiosa imagen. Una estampa que recibió infinidad de me gustas y que, en cuestión de horas, alcanzó la cifra de los 450.000.

A la heroica

La épica siempre ha teñido los relatos de la historia -antigua y moderna- del Real Madrid y este encuentro de octavos de final de Champions – su competición fetiche – no sería menos. El madridismo esperaba y ansiaba ver a una versión más leal a la trayectoria del club que la que se vio en París, pero era casi impensable pronosticar un resultado similar.

Los blancos recibían al PSG tras haber sido sobrepasados en el Parque de los Príncipes. La escuadra dirigida por Carlo Ancelotti sobrevivió a tientas hasta el minuto 94, cuando Kylian Mbappé desbordó desde la izquierda para batir a un colosal Thibaut Courtois. El madridismo, que veía el excesivo premio del 0-0 equilibraba la balanza de cara al duelo de vuelta, se colmaba de pesimismo… Hasta los días previos al segundo asalto.

El Real Madrid recibió un duró golpe en el primer tiempo. De nuevo, Kylian Mbappé. Otra vez la pesadilla de París. Pero no existen imposibles si llevas una casaca blanca y un parche con el número 13 en la manga. La eliminatoria se puso cuesta arriba y, tras el descanso, el aquelarre. La magia de las grandes noches no faltó a su cita y la comunión entre grada y equipo trascendió al puro fútbol. No sin antes, eso sí, de los cambios introducidos por Carlo Ancelotti, que leyó – esta vez sí – a la perfección el partido.

La historia cambió en lo que se tarda en chascar los dedos. Benzema y Modric entraron en trance, y con ellos el Bernabéu al completo. El galo logró un hat trick tras forzar el fallo de Donnarumma y recuperar el balón en área rival. Ese fue el detonante. Después, el croata destaparía el tarro de las esencias con una carrera desde tres cuartos propia hasta pasado el centro del campo y un servicio de tiralíneas al francés para anotar el segundo. El tercer gol fue prácticamente idéntico, poniendo la guinda a una noche que nadie esperaba hace apenas tres semanas.