El pasado lunes, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, anunció desde el Palacio de La Moncloa la aprobación urgente de un real decreto ley para decretar un embargo de armas a Israel. La medida, acompañada de otras ocho iniciativas, busca —en palabras del propio Sánchez— “detener el genocidio en Gaza” y situar a España en la primera línea diplomática en defensa de los derechos humanos y del derecho internacional.

España no tiene bombas nucleares, tampoco portaviones ni grandes reservas de petróleo, por lo que no puede detener la ofensiva israelí, pero no vamos a dejar de intentarlo. Hay causas por las que merece la pena luchar”, afirmó Sánchez en un discurso que no dejó indiferente ni dentro ni fuera de nuestras fronteras.

Las declaraciones no tardaron en trascender a la prensa internacional. Este sábado, el diario británico The Telegraph ha publicado un artículo firmado por el periodista y escritor Jake Walls Simons, quien, lejos de reconocer la valentía de la decisión española, ha optado por caricaturizar al presidente y cuestionar la pertinencia de su iniciativa.

El columnista británico ha llegado incluso a comparar la postura de Sánchez con fantasías nucleares, afirmando con ironía que “ni siquiera el presidente más loco de Estados Unidos ha fantaseado con bombardear otra democracia liberal”. Una frase que, en realidad, ha ignorado el verdadero sentido del mensaje de Sánchez: un llamamiento a la paz y un gesto de responsabilidad internacional en medio de un conflicto que ha dejado miles de víctimas civiles.

La crítica de The Telegraph también ha pasado por alto un aspecto esencial: España, bajo el liderazgo de Sánchez, ha decidido alinearse con la legalidad internacional y con los valores humanistas de la Unión Europea. Mientras otros países europeos optan por mirar hacia otro lado o adoptar posiciones ambiguas, España ha dado un paso claro, coherente con su tradición diplomática y con la voz crítica que ha mantenido Sánchez desde el inicio de la ofensiva israelí en Gaza. No es la primera vez que el presidente español asume una posición firme en defensa de los pueblos oprimidos. Ya lo hizo en foros internacionales, en encuentros bilaterales y en instituciones europeas. 

Una reacción desmedida desde Londres

Jake Walls, en su columna, no se ha limitado a criticar la política del Gobierno español. Ha llegado incluso a aludir a episodios históricos como la Inquisición o al franquismo, con el objetivo de deslegitimar al Ejecutivo actual. Una táctica que, lejos de aportar argumentos sólidos, refleja la incomodidad que genera en ciertos sectores internacionales la voz firme de Sánchez en favor de Gaza.

Resulta llamativo que, en lugar de abrir un debate sereno sobre la conveniencia de un embargo de armas, el periodista británico optara por los ataques personales, refiriéndose a Sánchez como “el estadista de mandíbula prominente”. Un recurso retórico que más que fortalecer su crítica, la debilita, porque evidencia falta de argumentos frente a la solidez de la posición española.

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