En verano, leemos más. Es así. Será que tenemos más tiempo, será que tenemos más ganas, o será lo que sea, pero en la playa, en la piscina o al terminar la ruta de senderismo del día o la etapa del camino de Santiago, es un momento perfecto para sacar el ebook o el libro en papel y disfrutar de una buena historia -o varias-.

Y, como sabemos que la oferta es casi ilimitada, queremos ayudarte a centrar el tiro. Aquí van tres recomendaciones telescópicas que te pueden servir para disfrutar de buena literatura.

Nos hemos ido a los clásicos, para que no te la juegues. Es probable, incluso, que hasta los hayas leído [si es así, nuestro más sonoro aplauso telescópico es para ti]. Aun así, puede ser un buen momento para volver a disfrutarlos, porque son de esas historias en las que siempre descubres nuevos matices.

De todas formas, si prefieres descubrir otras opciones, siempre puedes contactar con La Tienda de las Palabras, porque uno de sus servicios es recomendarte lecturas en base a tus gustos, intereses e incluso estado de ánimo. 

Se lee rápido y con ligereza, ideal para la hora del aperitivo

Eduardo Mendoza - Sin noticias de Gurb

Este es, sin duda, un clásico veraniego para la comunidad telescópica. Una de las historias más desternillantes y locas de la literatura en castellano. Dos extraterrestres llegan a la Barcelona de 1992, en plena vorágine de construcción y organización de los juegos olímpicos. Uno de ellos, Gurb, ha desaparecido. Lo que leemos es el diario de a bordo de su compañero o compañera, que tan pronto puede ser Marta Sánchez, como Paquirrín.

El libro tiene momentos absolutamente impagables, como la pasión del alien por los churros o su relación con el señor Joaquín y la señora Mercedes.

Eduardo Mendoza recibió el encargo del diario El País de escribir un relato por entregas que se publicaría en durante los meses de julio y agosto. Él mismo ha llegado a declarar que no entiende cómo se le puede dar el premio Cervantes a alguien que ha escrito Sin noticias de Gurb.

Se lee rápido y con ligereza, así que es muy apropiado para echarte unas risas mientras te tomas el aperitivo, por ejemplo. 

Una excelente excusa para reflexionar sobre las utopías y nuestra propia sociedad

Arthur C. Clarke – Cánticos de la lejana Tierra (The Songs of Distant Earth)

El sol se ha convertido en una nova y la nave Magelian [Magallanes] ha escapado justo a tiempo, con un millón de seres humanos en hibernación, además de bancos de genes de animales. Tras 500 años de travesía, tienen que realizar una parada técnica en el planeta idílico de Thalassa.

Allí encuentran a quienes formaron parte de una de las primeras expediciones en abandonar la Tierra. Los recién despertados, admiran la estabilidad y armonía de esta civilización. El pueblo thalasiano es hospitalario, pero la llegada de otras personas provoca un enorme shock, al que se une la relación entre Loren Lorenson, que acaba de llegar al planeta, y Mirissa, una hermosa thalasiana.

Una excelente excusa para reflexionar sobre las utopías y nuestra propia sociedad.

En este caso, te llevas un 2x1

Isaac Asimov – Viaje alucinante [Fantastic Voyage]

En este caso, te llevas un 2x1, porque se trata de dos libros. El primero, es Viaje alucinante, un viaje al espacio interior [A Journey Into Inner Space]. El segundo, Viaje alucinante II, destino cerebro.

En la primera entrega, cuatro hombres y una mujer son reducidos a tamaño microscópico e inyectados en la arteria carótida de un hombre moribundo. Su misión, llegar hasta el cráneo y destruir un coágulo de sangre, puesto que de la supervivencia de esta persona depende el destino del mundo.

En la segunda, el camarada Pyotr Shapirov tiene un secreto de vital importancia para el mundo de la ciencia. Pero el único hombre capaz de extraerla de su cerebro en coma es el científico americano Albert Jonas Morrison.

Morrison es reducido a tamaño microscópico, a bordo de un submarino, e inyectado en las venas de Shapirov hasta llegar a las regiones más profundas de su cerebro. Y solo cuenta con doce horas para realizar su tarea.

El primero se lee rápido; el segundo es un poco más largo, pero te aseguramos que ambos merecen la pena.