El 75% de los españoles podrá tener 5G en sus móviles antes de fin de año de la mano de Telefónica y otros teleoperadores, lo que cambiará para siempre la manera de comunicarnos al multiplicar de manera exponencial la velocidad de interconexión de objetos cotidianos. Una auténtica revolución tecnológica que potenciará, por ejemplo, los vehículos autónomos, intervenciones quirúrgicas teleasistidas o dirigir el trabajo en el campo a través de sensores instalados en el campo.

La implantación de la red móvil de quinta generación permitirá navegar hasta a 10 GBps (gigabytes por segundo), esto es, 10 veces más rápido que las principales ofertas de fibra óptica que hay actualmente en el mercado. Para entenderlo fácilmente: se podrá, por ejemplo, descargar una película completa en cuestión de segundos.

Comunicación en tiempo real

Por otra parte, la latencia, que es el tiempo de respuesta de la red, podría reducirse a 5 milisegundos, un período casi imperceptible para los humanos, lo cual nos permitirá conectarnos prácticamente en tiempo real. Este dato es especialmente importante, por ejemplo, para minimizar el tiempo de respuesta de un vehículo autónomo de cara a mejorar la seguridad tanto de los ocupantes como de cualquier peatón.

La tecnología 5G facilitará y aumentará de manera exponencial la interconexión de dispositivos y de esta manera vehículos, robots industriales, mobiliario urbano, como las paradas de autobús u otros  que tengamos en nuestras casas  podrán conectarse y compartir información en tiempo real.

¿Por qué 5G?

El número cinco porque es la quinta generación de redes móviles que conocemos, desde aquella primera 1G, que sólo permitía comunicarnos a través del habla. La tecnología 2G introdujo los SMS, y la 3G, la conexión vía internet. La banda ancha llegó de la mano del 4G y con ello una auténtica revolución multimedia, que nos ha permitido la reproducción de vídeos en tiempo real (streaming) o la realidad aumentada.

¿Peligroso para la salud? No más que el café

La Organización Mundial de la Salud (OMS) calificó la tecnología inalámbrica como cancerígeno de nivel 2B, una catalogación muy genérica referida a compuestos, en los que se incluyen sustancias poco nocivas como el café, "posiblemente carcinógenos para los seres humanos, esto es, cuando se considera que una asociación causal es creíble, pero el azar, los sesgos o los factores de confusión no pueden descartarse con una confianza razonable".

La OMS consideró que "los estudios realizados hasta la fecha no indican que la exposición ambiental a los campos de RF (radiofrecuencia) aumente el riesgo de cáncer o de cualquier otra enfermedad", según recogió la web National Geographic.com.

No está demostrado que provoque cáncer 

Algunas organizaciones, como la ONG Ecologistas en Acción,  han alertado, sin embargo, de potenciales peligros para la salud de la exposición a los campos de radiofrecuencia, como las ondas de telefonía móvil y criticó que el 5G llegar “sin evaluar sus posibles efectos sanitarios y ambientales, a pesar de los contundentes y numerosos llamamientos científicos a aplicar el principio de precaución”.

Los teleoperadores defienden que el 5G impulsa una energía limpia que consigue además el efecto contrario en el cambio climático y ayuda a frenarlo. No está demostrado que el 5G provoque cáncer u otra enfermedad. La exposición a estas ondas es igual o menor que la que se tiene al 4G, al 3G o al propio espectro radiofónico. La banda de las ondas de radio -utilizadas en las redes de telefonía móvil- es no ionizante, lo que significa que "carece de suficiente energía para descomponer el ADN y causar daños celulares", según explicó, en la BBC, David Robert Grimes, físico e investigador de cáncer.