El nuevo satélite Copernicus Sentinel‑1D despegó el 4 de noviembre de 2025 a las 22:02 CET (hora central europea) a bordo de un cohete Ariane 6 desde el puerto espacial europeo de Kourou, en la Guayana Francesa. Transcurridos 34 minutos, entró en órbita y a las 23:22 CET la estación de Troll (Antártida) recibió su primera señal.

La Comisión Europea destaca que la misión “mantendrá el sistema de observación de la Tierra basado en radar más avanzado del mundo”. Desarrollado en colaboración con la Agencia Espacial Europea (ESA), Sentinel‑1D sustituye al Sentinel‑1A lanzado en 2014 y garantiza la continuidad de la serie de satélites de radar.

Los datos del programa Copernicus son de acceso libre y gratuito

El programa Copernicus es el componente de observación de la Tierra del Programa Espacial de la Unión Europea. Sus satélites proporcionan datos de acceso libre y gratuito para administraciones, empresas y ciudadanos. Con Sentinel‑1D, Europa consolida su liderazgo en la obtención de imágenes de alta resolución, día y noche y en cualquier condición meteorológica.

Aplicaciones de un ojo orbital

El nuevo satélite está equipado con un radar de apertura sintética capaz de mapear la superficie terrestre, oceánica y polar con gran precisión. Según la nota oficial, los datos de Sentinel‑1D “ayudarán a detectar vertidos de petróleo, actividades marítimas ilegales, inundaciones, icebergs, deslizamientos de tierra, actividad volcánica y sísmica, y a monitorizar bosques y terrenos agrícolas”. Además, incorpora un receptor habilitado para Galileo que mejora la autonomía y resiliencia del sistema al permitir una navegación independiente.

Estos datos tienen un valor incalculable para la sostenibilidad, según la UE. Facilitan la gestión de catástrofes, la planificación urbana, el seguimiento de la deforestación y la evaluación del impacto del cambio climático. El satélite permitirá, por ejemplo, detectar en tiempo real derrames de hidrocarburos y alertar a las autoridades competentes, contribuyendo a reducir daños medioambientales. Asimismo, mejorará el control de embarcaciones pesqueras y ayudará a combatir la pesca ilegal, un problema que pone en riesgo la biodiversidad marina.

Independencia tecnológica y cooperación europea

La puesta en órbita de Sentinel‑1D supone un avance estratégico para la autonomía espacial de Europa. La misión se ha desarrollado bajo el programa espacial de la UE y en estrecha colaboración con la ESA (Agencia Espacial Europea), lo que demuestra la capacidad del continente para diseñar, construir y operar satélites de observación. La Comisión Europea subraya que el satélite “refuerza la independencia tecnológica de Europa” y aporta resiliencia al incorporar un receptor Galileo. Por otroa lado, reduce la dependencia de sistemas no europeos y asegura la soberanía de los datos.

El lanzamiento también coincide con la entrada en servicio del cohete Ariane 6, clave para mantener el acceso independiente al espacio. La familia Sentinel forma parte del programa Copernicus, que incluye satélites opto‑electrónicos (Sentinel‑2 y 3) y misiones atmosféricas (Sentinel‑5P). Esta red se complementa con la constelación Galileo de navegación y con iniciativas como Cassini, que fomenta el emprendimiento en el sector espacial.

Datos abiertos para la ciencia y el emprendimiento

Uno de los rasgos distintivos de Copernicus es que sus datos son de acceso libre. Cualquier persona o empresa puede descargar las imágenes y productos derivados. Esto ha favorecido el surgimiento de start‑ups que desarrollan aplicaciones en agricultura de precisión, seguros, logística y energía. Empresas españolas como Satlantis o Pangea Aerospace aprovechan los datos de Sentinel para diseñar servicios de monitorización de cultivos y mapas de riesgos climáticos.

Los investigadores también se benefician. El Instituto de Ciencias del Mar de Barcelona utiliza datos de radar para estudiar la dinámica de las corrientes oceánicas en el Mediterráneo. El Centro Nacional de Información Geográfica (CNIG) integra información de Copernicus en sus mapas nacionales. La UME (Unidad Militar de Emergencias) emplea imágenes de Sentinel para coordinar actuaciones ante inundaciones y tormentas.

Sostenibilidad y resiliencia climática

Como explica la UE, la observación de la Tierra es esencial para medir el progreso de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. El satélite Sentinel‑1D ayudará a evaluar el deshielo en los polos, analizar la subida del nivel del mar y comprobar la eficacia de las políticas de reforestación.

Al ofrecer imágenes nocturnas y en condiciones de nubosidad, permite complementar otras misiones ópticas y obtener un seguimiento continuo. La Comisión Europea señala que los datos reforzarán la “protección del medio ambiente, la seguridad y el crecimiento sostenible en Europa y más allá”.

El satélite contribuirá a mejorar la resiliencia ante catástrofes naturales. La monitorización de deslizamientos y seísmos permitirá activar sistemas de alerta temprana y reducir riesgos para la población. En el ámbito marítimo, la detección de hielo y icebergs es vital para la navegación en el Ártico, donde el tráfico aumenta por el deshielo. Además, la vigilancia de masas forestales ayuda a prevenir incendios y a evaluar la regeneración tras grandes siniestros.