Si el coronavirus fuesen las legiones romanas y esto fuese un libro de Astérix [y su inseparable Obélix, por supuesto], en Arroyomolinos [una pequeña localidad del suroeste de la Comunidad de Madrid con algo más de 30.000 habitantes]. Y este comic contaría la historia de algunos personajes, pero como ellos hay muchos más.

En nuestro caso, los protagonistas son un padre, Carlos López; una madre, Laura; y sus hijas Alba, Paula y Laura, de tres cinco y siete años. Su “poción mágica” son dos impresoras 3D, cuadernos y lápices de colores. Ellos, junto a los casi treinta miembros del grupo ArroyoMakers, se han propuesto que ninguna persona que lo necesite se quede sin material de protección. Y la tecnología se ha convertido en su mejor aliada para lograrlo, no solo para la fabricación, sino también para la coordinación, que realizan a través de Telegram.

Una de las impresoras 3D en plena producción de una pantalla protectora

Protección para todos
“Nuestro lema es: Un sanitario protegido es una familia sin virus”, explica Carlos. Según nos cuenta, muchos profesionales que están expuestos al coronavirus no cuentan con la protección suficiente. “Funcionamos por el boca a boca. Todo el mundo conoce a una enfermera, un médico, una cirujana… A todos los del grupo nos van llegando pedidos por distintas vías. Te llama directamente la gente que trabaja en hospitales, ambulatorios, residencias de ancianos o geriátricos. Se ponen en contacto con nosotros a través de conocidos, no es ninguna campaña ni hay ninguna promoción. Así todos los grupos”.

Pero la parte material no lo es todo. Y en el plano de las emociones es donde entran Alba, Paula y Laura. “Las niñas son un pilar súper importante en todo esto, porque hacen dibujos y a los sanitarios les llega el pedido con un dibujo suyo. Es increíble cómo algo tan simple y tan sencillo como el dibujo de una niña puede llegar a transmitir tanta energía a un sanitario que está pasándolo mal. Ellas son partícipes, saben que con algo que hagas, por muy pequeño que sea, algo tan sencillo como un dibujo, puedes ayudar a la gente”. Según los bomberos de Fuenlabrada, esos folios garabateados por las pequeñas llegan a provocar el llanto en quienes los reciben.

Dos receptoras de las pantallas con un dibujo de las hijas de Carlos

Dos receptoras de las pantallas con un mensaje de las hijas de Carlos

Así que, a las siete de la mañana empieza la tarea. Carlos pone a imprimir las primeras pantallas [tardan entre 60 y 90 minutos en estar terminadas] y comienza el baile de desayunos, comidas y demás. “Mi mujer teletrabaja, así que la noche anterior nos organizamos para poder atender a las niñas cada día con las tareas del colegio, actividades, etc. ¡Al final es un trabajo en equipo!"

Nuestro lema es: Un sanitario protegido es una familia sin virus

Los Makers
Carlos se unió a los Makers en cuanto supo de ellos. “Yo tengo una empresa de impresión 3D y 2D en la que hacemos todo tipo de producción gráfica. Tenemos ocho impresoras 3D en la oficina. Cuando me enteré de que existía el movimiento, me traje dos a mi casa y le di dos a un amigo. Y, además, todo el material PVC que teníamos” [los PVC que se utilizan en las encuadernaciones se están usando para fabricar pantallas protectoras].

Nos explica que lo más demandado son las pantallas protectoras. “También nos están pidiendo válvulas para el oxígeno. Con las máscaras de snorkel de Decathlon y un ensamblaje que podemos hacer en 3D, te pueden conectar a una máquina de oxígeno. Pero a nosotros no nos gusta, porque se imprimen en PLA, que es un material plástico que proviene del maíz y no es óptimo“.

Es cierto que sus pantallas no están homologadas, pero según Carlos, “el personal sanitario dice que prefiere tu máscara hecha en casa a no llevar nada. Son personas que se están jugando el tipo por nosotros”.

El personal sanitario dice que prefiere tu máscara hecha en casa a no llevar nada

Telexportación
Ahora están expandiendo su alcance. “Como en Madrid hay mucho, estamos telexportando, como digo yo. Estamos llevando máscaras a todas las provincias de España. A Soria, a Teruel, a Extremadura, a León. Comarcas que no tienen tantos medios, porque parece que todo es Madrid y Barcelona, pero ellos también necesitan”. Para conseguirlo, ha sido fundamental la participación de SEUR. “Hemos conseguido que nos hagan los envíos a toda España gratis. Se han portado de maravilla”, explica Carlos.

La colaboración de este tipo de empresas es importante, porque los Arroyomakers lo hacen todo gratis. “El ayuntamiento, la policía local… todos nos están apoyando. La solidaridad es infinita: cuando hay un problema se vuelca todo el mundo y no falla nadie”. Incluso Ana Millán, la alcaldesa de Arroyomolinos, se ha involucrado: “Nos apoya poniendo a nuestra disposición los medios que tienen”. Además, los miembros del ayuntamiento de Arroyomolinos han aportado dinero a nivel particular. La policía de Arroyomolinos, también ha contribuido. “Con eso, vamos tirando”, explica Carlos. Él mismo acaba de pedir mil unidades de PVC a su proveedor que ya ha anunciado al grupo que va a asumir a través de su empresa.

Estamos llevando máscaras a todas las provincias de España

Hasta el final
Sin embargo, como los galos de Uderzo y Goscinny, están dispuestos a seguir resistiendo. “Nosotros podemos aguantar más si hace falta. Pero lo que deseamos es que no la haga, que todo el mundo que lo necesite tenga máscaras homologadas y bien fabricadas. Ojalá solo nos quede una semana, como mucho. Pero por ellos, por los sanitarios, la policía, los bomberos…”.

Cuando llegue ese día, por fin podrán quedar para tomarse unas cañas y conocerse en persona. “Lo estamos deseando”, afirma entre risas.

Esta es la historia de la familia numerosa formada por Carlos, Laura, Alba, Paula y Laura. Pero también es la historia de muchos otros como ellos que han elegido plantar cara al coronavirus con los medios que tienen a su alcance: tecnología y cariño.