Mientras en la Cumbre del Cambio Climático todas las miradas se vuelven hacia Greta Thunberg, la joven activista convertida en celebrity; y en Los Alcázares [Murcia] y Baleares los ojos no se deciden entre los nubarrones de arriba y los torrentes de agua y barro del suelo, parece que no quedan nadie para prestar atención a los meteorólogos, que en esto y en otras cosas, tienen mucho que decir.
Según ellos, la utilización de 5G y, sobre todo, los servicios y tecnologías que pueden surgir a partir de su uso generalizado, puede suponer el fin de los modelos de previsión del tiempo. “Hay bastante preocupación”, explica el meteorólogo César Paradinas. “No es que las telecomunicaciones utilicen precisamente la franja de espectro que usa la meteorología para hacer los estudios, sino unas muy cercanas”. Les preocupa que las grandes operadoras multinacionales no respeten los límites y que, por tanto, puedan interferir en sus modelos de previsión.
“Ya a día de hoy hay algunas que bandas que utilizamos los meteorólogos para estudiar los frentes y las tormentas que, cuando se encienden determinados aparatos, en los radares aparecen imágenes falsas que pueden perturbar la observación”, afirma Paradinas.
Ya a día de hoy se recogen imágenes falsas en los radares meteorológicos
Miedos
Para entendernos, cuanto más “sucio” está el espectro, más difícil es generar los modelos de previsión meteorológica. “El miedo que hay es sobre todo con respecto a la franja del vapor de agua. Los modelos con los que trabajamos los meteorólogos, son programas informáticos en los que introducimos un montón de información de observación -temperatura, humedad, lluvia, etcétera- y nos dan la previsión a varios días, que es lo que se reproduce luego en los programas sobre el tiempo”. El uso generalizado de 5G podría disminuir la calidad de esos datos y, por tanto, de esas previsiones.
Cuando los satélites manden el pulso para medir el vapor de agua, saldrían millones de puntos de todos los móviles encendidos
Los satélites meteorológicos que observan desde el espacio proporcionan el 90 por ciento de la información. “Lo que hacen es lanzar pulsos electromagnéticos a la atmósfera en una franja en la que el vapor de agua reacciona y los refleja. Esos pulsos se emiten entre 23,8 Gigahercios [GHz]”. Esa es precisamente una de las franjas “fronterizas” con las que los operadores quieren utilizar. “Si esto acaba pasando, cuando los satélites manden el pulso para medir el vapor de agua, no saldría una franja de vapor, sino millones de puntos de todos los teléfonos móviles que estuvieran encendidos, sistemas, ecos falsos… sería un absoluto horror. No se podrían introducir esos datos en el sistema y las predicciones no se podrían hacer”, detalla Paradinas.
Entre los pasados 28 de octubre y 22 de noviembre, se celebró en Sharm-el-Sheikh, Egipto, la World Radiocommunication Conference. En ella, gobiernos, operadores de telefonía móvil y meteorólogos, trataron de poner orden en el uso del espectro. Pero sus conclusiones no fueron satisfactorias para los profesionales del tiempo, que consideran que los políticos se doblegaron a la voluntad de las multinacionales.
Paradinas hace hincapié en la importancia de las previsiones meteorológicas, frente a otros usos del espectro. “Nosotros avisamos de tormentas, de temporales”. Situaciones en las que están en juego grandes pérdidas económicas y, sobre todo, humanas.