El pasado jueves, los responsables de Huawei resaltaban en un comunicado las consecuencias de la guerra abierta por el presidente estadounidense, Donald Trump, amparándose en un supuesto riesgo para la “seguridad  nacional”.

En la misma, el gigante chino también llamaba la atención señalando que impedir su presencia en Estados Unidos no provocaría que fuera un país "más seguro o más fuerte".

Todo en relación con las limitaciones anunciadas contra las empresas chinas por parte del mandatario norteamericano y centradas, de manera particular, en Huawei, y la paralización del desarrollo de su tecnología 5G en suelo estadounidense como excusa perfecta, siempre con la seguridad como argumento.

Sin embargo, lo que parecía ‘solo’ un episodio más en la tensión comercial entre Huawei y Trump, en las últimas horas se ha vestido de cataclismo, debido a la entrada en escena del monstruo de internet Google y su disposición a cumplir con lo dictado por el presidente de su país. Esto significa que dejará de ser suministrador de Huawei, o lo que es lo mismo, que los muy vendidos smartphones de la empresa asiática dejarán de servirse del sistema operativo Android.

¿Qué supone la amenaza?

Como era de esperar, este anuncio de un directivo de la tecnológica a través de la agencia Reuters ha provocado todo un tsunami de reacciones, especulaciones y una cascada de otras compañías sumándose o acatando las medidas del ejecutivo Trump bajo amenaza de fuertes sanciones.

Si la decisión de Google se cumple, para el usuario de teléfonos móviles Huawei significará que, a medio plazo (en algunos casos, a corto plazo) deje de disponer de las actualizaciones de su sistema operativo, lo que se traducirá en una obsolescencia muy anterior a la programada. Entre otros servicios, por ejemplo, habría que olvidarse de Gmail o del supermercado de apps, Google Play, además de otras apps muy conocidas del gigante americano, como Youtube, Google Maps o su paquete de herramientas de oficina, como las de Documentos u Hojas de Cálculo.

Más allá de los problemas que de confirmarse traerá, sin duda, esta decisión , cabe preguntarse por sus consecuencias para la compañía Huawei.

Esta empresa es, en la actualidad, uno de los fabricantes de móviles más importantes del planeta. Se da la circunstancia de que para su despegue a nivel mundial, España ha jugado un papel muy destacado, algo de lo que siempre ha presumido la propia compañía.

Rumores de espionaje

Sin embargo, siendo importante este trozo del pastel comercial, el gigante asiático ha sabido diversificar su cartera, siendo ahora mismo un especialista en el desarrollo de la conectividad 5G, en cuestiones de seguridad empresarial y el impulso de herramientas tecnológicas para administraciones públicas, instituciones y organismos de ámbito privado.

No cabe duda de que la decisión de Google (y de otras empresas que se van sumando) va a provocar una crisis en Huawei difícilmente superable. Esto, además, se suma al sempiterno rumor lanzado desde la nación de Donald Trump de las conexiones –en forma de supuesto espionaje- de la compañía con el Gobierno de Pekín.

No obstante, cabe plantearse y preguntarse qué va a ocurrir con otras sociedades chinas del sector, fuertes también en diferentes países, incluido EEUU.

Partida comenzada

Se desconocen las consecuencias reales de una crisis como la abierta por las políticas del polémico mandamás norteamericano. Si su intención era lograr titulares, esto ya lo ha conseguido. Si era influir en sus empresas bajo amenaza, también. Cuestión distinta es cuánto pierde Google (y el resto de compañías que se van a sumar) dejando de trabajar con Huawei lo que, a su vez, significa abandonar China y su población de casi 1.400 millones de habitantes.

Trump ha lanzado el órdago. Algunas tecnológicas, con Google a la cabeza, le han seguido ¿Hasta cuándo y dónde están dispuestas a llegar?

Por si sirve de referencia, empresas estadounidenses de otros sectores afectadas por los aranceles impuestos por  su presidente (algunas muy ligadas a ámbitos o Estados que le apoyaron en las elecciones) a materias primas procedentes de China empiezan a hablar de equivocación. La partida no ha comenzado, sino que está a punto de resolverse.