El año pasado, el Banco Central Europeo (BCE) advertía de que la introducción del euro digital puede suponer más problemas de los que podría parecer en un principio.

Ahora, el Eurogrupo acaba de actualizar su visión de cómo será la moneda digital. Este órgano considera que su introducción “requiere decisiones políticas que deberían ser debatidas y tomadas a nivel político”, para que cuente con “el apoyo del público europeo” y “esté construido sobre una base democrática sólida”.

La criptodivisa debería complementar y no reemplazar al dinero físico

El euro digital como complemento, no sustituto

Lo primero que afirma el Eurogrupo es que “un euro digital debería complementar y no reemplazar al físico; y debería garantizar acceso al dinero del banco central para usuarios de la eurozona en tiempos de mayor digitalización en los pagos”.

Por tanto, la criptodivisa debería ser “segura y resiliente”, además de “asegurar un alto nivel de privacidad, ser sencillo y cómodo de usar y ampliamente accesible al público, incluido en términos de costes para los usuarios finales”. Además, los ministros advierten de la necesidad de tener en cuenta “las implicaciones medioambientales” de su diseño.

Deberá garantizar la privacidad, un derecho fundamental según el Eurogrupo

Confianza y privacidad

Ese alto nivel de privacidad, que el Eurogrupo califica de “derecho fundamental” es clave para “asegurar y mantener la confianza de los usuarios”, que es uno de los condicionantes señalados por los ministros.

Por tanto, su diseño deberá “cumplir con los objetivos de otras políticas, como la prevención de blanqueo de capitales, financiación ilícita, evasión de impuestos” y, por supuesto, asegurar que se llevan a cabo las sanciones correspondientes.

Esta visión desde el punto de vista de la gestión del riesgo provocaría “mayor privacidad en el caso de las transacciones con menor riesgo”, lo que podría generar “una adopción más amplia del euro digital entre la ciudadanía con mayor preferencia por la privacidad”.

Además, la institución apoya la exploración de una funcionalidad online que incremente el abanico de casos de uso y que “contribuya a la inclusión financiera al facilitar su uso por la ciudadanía en diferentes escenarios”.

La salvaguardia de la estabilidad financiera de la zona euro es clave

El aporte a la estabilidad financiera del euro digital

Otro de los requerimientos que señala el Eurogrupo es la contribución a la “salvaguardia de la estabilidad financiera de la eurozona”. Para limitar los riesgos potenciales, propone “imponer límites y restricciones” su diseño, “a la vez que se mantiene su atractivo como medio de pago”. 

Además, “su implementación deberá tener en cuenta el entorno económico y financiero actual”. Y no deberá interferir con la capacidad y la independencia del sistema bancario ni de bancos centrales. De esa forma, se garantiza el mantenimiento de la estabilidad de precios.

Innovación

Asegurar un alcance paneuropeo de la moneda digital como catalizadora de la innovación en el sector financiero, junto a las soluciones de empresas, “debe ser una prioridad. El ecosistema debería apalancarse en la fuerza y experiencia de los actores privados y públicos y construir una infraestructura europea”.

El Eurogrupo considera, por tanto, que “los intermediarios supervisados” jugarán un papel importante. Pero reconoce que “es necesario mayor trabajo para precisar la asignación de competencias”.

Por otro lado, la UE considera que “el euro digital podría ser una pieza fundamental de la arquitectura futura de soluciones de pagos de máxima innovación”. Por ejemplo, propone usos automatizados en función de determinados parámetros. Y, específicamente, señala que “no puede ser dinero programable”.

La interoperabilidad con otras divisas será un aspecto clave

Prioridad

El Eurogrupo señala que la prioridad de la moneda digital deberá ser dar respuesta a “las necesidades y especificidades del área. La interoperabilidad con las divisas digitales de otros bancos centrales debería ser una capacidad importante”.

En especial, se señala la obligación de ser capaz de facilitar las operaciones en las que intervienen diferentes divisas, con el objetivo de que sean más rápidas y seguras. Pero, sin perder de vista “los riesgos asociados con el uso de un euro digital fuera del área”.

Este órgano seguirá avanzando en aspectos políticos clave de la criptodivisa, en colaboración con diferentes entidades públicas y privadas, además de la Comisión.

Uno de los elementos que se quiere acometer son las “implicaciones políticas de la arquitectura subyacente”. También se debatirán “en formato inclusivo, las implicaciones relevantes para estados miembros no pertenecientes a la eurozona”.

Por último, el Eurogrupo afirma que “las soluciones técnicas adecuadas y los necesarios acuerdos empresariales para crear un euro digital serán un aspecto clave” a la hora de hacer realidad la nueva moneda.