El debate sobre la prohibición o no del uso de pantallas en horario lectivo sigue vivo en España. Sin embargo, no todas las voces creen que sea la verdadera cuestión. ¿Se puede ir más allá? ¿Se puede dar por sentado que el uso de las pantallas en los centros educativos es inevitable y que de lo que se trata es de asegurar que se hace de forma correcta?

Estefania Hita

¿Se puede dar por sentado que debe haber pantallas en las aulas?

Claves de la tecnología en educación

Estefanía Hita, experta en educación de la Universidad Internacional de Valencia - VIU, cree que ese es realmente el quid de la cuestión.

Hemos hablado con ella, para que nos cuente, de primera mano, su visión sobre este asunto y, sobre todo, cuáles son las claves para asegurarnos de que niños y adolescentes no sufren las consecuencias de los malos usos de la tecnología.

El daño que se puede hacer a una persona es el mismo

Investigación sobre el uso de las pantallas en las aulas

Hita explica que las consecuencias del  uso de la inteligencia artificial [IA] en las aulas “pueden ser positivas o negativas. El hecho de generar imágenes, vídeos o cualquier otro formato con ella, no tiene únicamente una connotación negativa”.

Pero, los problemas llegan cuando las cosas se hacen mal: “Son cosas que llevamos viendo desde hace muchos años; la manipulación de imágenes no es algo nuevo. Sin embargo, con el uso de la IA se consiguen resultados más realistas. Pero el daño que se puede hacer a una persona es el mismo”.

Las consecuencias legales deberían ser las mismas que las de un insulto

Manipulación de imágenes

“Estamos hablando de una manipulación de imágenes”, explica. Y añade que “por lo tanto, afecta a la protección de datos e, incluso, si se usan para insultar o criticar, las consecuencias legales deberían ser las mismas que podría tener un insulto o una manipulación de imágenes que no utilice IA, por ejemplo, con Photoshop”.

Sin embargo, estamos hablando de un segmento de la población que no siempre tiene toda la información: “Probablemente, los adolescentes no sean conscientes del verdadero daño que hacen estas imágenes”.

Formación

Por eso, insiste en que hay que ir un paso más allá: “Hemos asistido recientemente al debate sobre el uso o no de las pantallas en la educación e incluso el uso en general de ellas por parte de niños y adolescentes. Pero, si les privamos de eso, pueden hacer un mal uso la primera vez que tengan acceso a ellas”.

A su juicio, “a nivel educativo, el debate pedagógico ya no es el mero hecho del uso o no, sino la alfabetización digital adecuada y correcta de los niños y adolescentes, para que valoren qué hay detrás del uso de las tecnologías, cómo detectar noticias, vídeos o imágenes que no son reales, cuál es la consecuencia de utilizarla de forma incorrecta”.

Profundizar

Es ahí “donde hay que profundizar. Pero el debate se mantiene en la mera prohibición y hay muchas investigaciones que afirman que la prohibición de un dispositivo no mejora su uso. Darle a un niño o a un adolescente un móvil cuando llega a cierta edad, pero sin saber cómo se usa, puede tener consecuencias nefastas en el futuro de cara a la sociedad”.

Según explica, “los niños y los adolescentes no conocen cuáles son las consecuencias. Pero nosotros -como educadores- y las familias, tenemos que enseñarles el uso correcto”.

La prohibición no parece ser una estrategia adecuada “porque están a su alrededor desde que nacen. No podemos negar esa realidad social en la que viven y conviven”. La solución es “una buena educación y que conozcan las consecuencias”.

Buenas prácticas sobre el uso de la tecnología

Hita asegura que “hay muchas propuestas en el buen uso de las tecnologías. Hay muchísimos profesores que están haciendo muchas cosas en las aulas y que incluso las comparten estrategias educativas con tecnologías con el resto de comunidades autónomas”.

Por eso, hace “un llamamiento a las familias, educadores, pedagogos, pero también a las administraciones educativas, a transmitir el mensaje de cómo podemos hacer un uso correcto de la tecnología”.

Y el enfoque no es muy diferente al de otras realidades: “Muchos ministerios y conserjerías lanzan campañas de concienciación sobre muchos temas: salud, igualdad, etc. Yo estoy muy a favor de ellas, pero también echo en falta esas campañas de concienciación de uso correcto de las tecnologías en el ámbito educativo”.

El objetivo es que todo el mundo cuente con herramientas para gestionar la tecnología: “Las familias tienen miedo de que sus hijos vean contenidos que no son los adecuados. Al final, lo prohíben no porque consideren que sea lo mejor, sino por ese miedo. Por eso, la legislación tiene que ayudar, regular los contenidos, que las familias estén muy bien informadas de qué aplicaciones se pueden utilizar en función de la edad”.

Pone el ejemplo del cine: “Una familia tiene muy claro si una película es para mayores de 16 años. Lo tenemos todos muy asimilado en la sociedad. Se trata de trasladarlo a las tecnologías y ahí las administraciones educativas tienen un papel importante. La legislación debería indicar para qué edad es una aplicación o un dispositivo”.

Esa sería la forma de ir un poco más allá: “Cuando en España se debatía la prohibición o no del uso de las pantallas en educación, en Sudáfrica y en otros países estaban debatiendo cómo utilizar la IA de forma correcta. Están profundizando mucho más en los cómos y en cómo evitar las consecuencias de un uso inadecuado. Creo que es ilustrativo de cómo está nuestro país”.