¿A quién se le ocurre dejar un trabajo fijo para ponerse a estudiar un curso de un año? Pues, por ejemplo, a Sofía Sánchez, que lo dejó todo para hacerse maquinista de tren. Y, por cierto, spoiler alert: fue una decisión muy acertada.

Así que, si buscas trabajo [y si no, puede que también], hacerte maquinista de tren puede ser una opción perfecta.  Según dice Sánchez, “Tenía mi trabajo fijo, estaba cómoda. Al final dije: Si no lo hago ahora, ya no lo hago. Me lancé y me salió muy bien, la verdad”. Ahora, trabaja en Medway, una empresa que también ofrece el curso para aprobar el examen de la Agencia Estatal de Seguridad Ferroviaria.

Sofía Sánchez dejó su trabajo fijo para hacerse maquinista de tren

Hay que estudiar muchísimo y dedicarle muchas horas, pero merece la pena

Un esfuerzo que merece la pena

Eso sí, Sánchez no quiere vender humo: “El curso es sacrificado. Mucha gente me pregunta si lo recomiendo y sí que lo hago, pero que sepan que es muy sacrificado. Hay que estudiar muchísimo, dedicarle muchas horas y meterte a fondo. Pero merece la pena. No he estudiado más en mi vida, pero cuando lo consigues….”.

La directora del centro de formación de Medway, Nuria del Barrio, también destaca el esfuerzo que exige la realización del curso: “El curso dura más o menos un año. Empiezas con casi seis meses de teoría y en torno a cinco de prácticas. Dedicación casi absoluta. Es verdad que tenemos casos de gente que lo ha compatibilizado con el trabajo, pero no es lo más recomendable, porque al estar tan compactado en el tiempo, hay que dedicarle todos los días al estudio”.

Pero la demanda de estos perfiles es tan alta, que Medway se ha comprometido en esta 10ª edición de su curso [que comenzará el 6 de febrero] a contratar a 20 de las personas que lo realicen y aprueben el examen, por supuesto.

Sánchez, a los mandos de uno de los trenes de Medway

El perfil de maquinista es muy demandado

Una inversión rentable

Eso sí, el esfuerzo al final da frutos: “La situación laboral de los maquinistas es muy positiva, porque es un perfil muy demandado. Además, la privatización del transporte de viajeros está impulsando la contratación. Por último, el transporte de mercancías está creciendo mucho; y, con la búsqueda de soluciones más ecológicas para el transporte y las mejoras que se están haciendo en las vías y demás, se están necesitando muchos maquinistas”, explica del Barrio.

Sánchez también apunta a otro tipo de satisfacción: “Las mercancías tienen su cosa, porque muchas veces llevamos trenes de 500 metros o 400 metros y a lo mejor cuando vas en cabina no eres consciente, pero después te bajas y dices: ¡qué pasada!, todo esto lo llevo yo. Me gusta mucho”.

Por eso, asegura que hacer el curso para presentarse al examen fue duro, pero también “es una inversión a largo plazo”.

Del Barrio explica que, en el caso de Medway, el curso se completa con prácticas reales y en simuladores. Eso sí, no es barato, aunque del Barrio explica que “en nuestro caso, el pago se puede fraccionar y además tenemos un acuerdo de financiación en condiciones muy favorables”.

Sánchez asegura que se trata de una inversión rentable

Maquinista de tren, un trabajo de largo recorrido

A pesar de los avances tecnológicos, esta experta cree que se trata de una profesión que seguirá viva. Aunque reconoce que anticipar su futuro “es difícil”. Desde su punto de vista, “es complicado que esté tan automatizado que no haga falta una persona. Tiene muchas intersecciones, estaciones, zonas de maniobras y, en general, una operativa compleja, que hacen que exista una alta dependencia del factor humano. Aunque no conduzca físicamente, siempre habrá alguien que controle cualquier situación excepcional de peligro o una emergencia”.

Según explica, sí que podrían existir casos concretos, como es el de los trenes bala, que circulan por recorridos concretos y, en todo caso, con un operario a bordo.  

En resumen, convertirse en maquinista de tren es una profesión que exige un esfuerzo inicial de un año, pero que después cuenta con grandes oportunidades laborales y un futuro muy prometedor. Como dice Sánchez, “lo recomiendo cien por cien”.