En los países occidentales es más que habitual oír hablar del aumento de la media de edad de la población y de los problemas que eso puede suponer. No es de extrañar que la publicidad esté llena de soluciones “anti-edad”, “anti-envejecimiento” y demás; o que nos presenten a personas mayores comportándose como auténticos pipiolos.  

Sin embargo, según Maggie Kirkman Jane Fisher, investigadoras de salud pública y preventiva para mujeres de la Universidad de  Monash University de Melbourne  [Australia], lo importante no es no envejecer, sino hacerlo en las mejores condiciones posibles.  

Una salud mental óptima es la base para una participación social plena 

Salud mental 

En especial, en lo relativo a la salud mental. Ambas acaban de publicar un estudio, Promoción de la salud mental de las mujeres mayores: información de Baby Boomers, en el que han analizado a través de entrevistas las claves para cumplir años sin complicaciones psicológicas.  

Algo fundamental en nuestro mundo porque, según afirman, “una salud mental óptima es la base para una participación social plena. Según las personas envejecen, tienen que afrontar retos personales y culturales cuyos efectos en la salud mental no se comprenden del todo”.  

Es necesario introducir el envejecimiento en la educación 

Las propias entrevistadas señalaron como factores negativos la enfermedad y la discapacidad, la inseguridad financiera, los malos tratos, la pérdida y el dolor.  

Por el contrario, tienen un impacto positivo la interedependencia social, sentirse valoradas, la actividad física, buena nutrición y tener fe o creencias. También señalaron otros aspectos individuales, como la personalidad o las relaciones íntimas y el sexo; o sociales, como el género y la cultura. 

Pero no todo el trabajo está en sus manos. Según ellas, es necesario introducir el envejecimiento en la educación, conseguir que las mujeres mayores jueguen papeles con un propósito en la sociedad, contar con servicios y recursos adecuados y un sistema sanitario sensato. “En suma, las mujeres mayores querían ser tratadas con respecto y que sus vidas tengan un sentido”, explican las investigadoras.  

Uno de los pilares fundamentales para conservar una buena salud mental es contar con un cónyuge o pareja. “Las buenas relaciones proporcionan apoyo mutuo”, señala el estudio. Tener descendencia cerca también es un factor positivo. Como lo es negativo no contar con ella, tanto por fallecimiento como por distanciamiento.   

Las amistades son particularmente valiosas 

Mejor en compañía 

En cualquier caso, la soledad no es buena, aunque no significativa que necesariamente tenga que derivar en un problema mental. Sin embargo, la compañía -más que una pareja sexual- es importante. 

Por eso, también las amistades son fuente de “contribuiciones particularmente valiosas para la salud mental de las mujeres mayores, a través del apoyo recíproco, la compañía y el sentido de ser conocida”, según las autoras. Aunque algunas de las entrevistadas sostenían que el nivel de confianza con sus amigas no era absoluto e incluso que “preferían no molestar a otras con sus problemas personales”.  

Pertenecer a una comunidad más allá de la familia y las amistades es “contribuye de forma esencial a la buena salud mental a través del apoyo social y de la oportunidad de contribuir a la vida de la comunidad”.  

Actividades como el voluntariado son beneficiosas 

Por eso, actividades como el voluntariado son beneficiosas: “Según te haces mayor, es particularmente importante tener cosas que te estimulen, te interesen e, idealmente, creen algún tipo de conexión con otras personas, sea en la iglesia, en tu comunidad o por intereses mutuos”.  

Sentirse valorada 

Participar en ellas consigue que las personas se sientan valoradas: “Sentir que una ha hecho una contribución significativa es particularmente importante; y puede proceder de ayudar a otras personas".  

La actividad física, por su parte, también “se identifica como tomar responsabilidad por tu propia salud, una fuente de placer, un factor que contribuye al contacto social y un medio de superar experiencias vitales que suponen un reto. Las mujeres también hablaron de los problemas relacionados con el bienestar que les habían surgido cuando su actividad física se veía reducida o se les negaba”.  

Toda una vida 

“Estos resultados evidencian que las circunstancias vitales pueden influir de forma profunda en la salud mental de las mujeres mayores. La creación de políticas antidiscriminatorias, un sistema sanitario informado e inclusivo y estructuras sociales que apoyen y mejoren las vidas de las niñas y mujeres de todas las edades beneficiará, por tanto, a las mujeres mayores e incrementará su potencial para continuar contribuyendo a la sociedad”, explican las autoras de la investigación, que reconocen que sus conclusiones son de aplicación sobre todo en “países con recursos”.