Las crisis climáticas provocaron graves interrupciones en la educación de al menos 242 millones de estudiantes en 85 países durante 2024, según revela un nuevo análisis de UNICEF publicado esta semana. Las olas de calor, ciclones tropicales, tormentas, inundaciones y sequías han exacerbado una crisis educativa ya existente.

La crisis climática dejó sin educación a 242 millones de estudiantes en 85 países el año pasado

El informe Learning Interrupted: Global Snapshot of Climate-Related School Disruptions in 2024 [Aprendizaje interrumpido: Panorama general de las perturbaciones en la educación provocadas por el cambio climático en 2024], publicado por UNICEF, señala que las olas de calor fueron el principal factor que obligó al cierre de escuelas el año pasado.

Los niños, más vulnerables

"Los niños son especialmente vulnerables a los impactos de las crisis meteorológicas", explica Catherine Russell, directora ejecutiva de UNICEF. "Sus cuerpos son más vulnerables: se calientan más rápido, sudan menos eficientemente y se enfrían más lentamente que los adultos".

De cada 7 estudiantes, 1 no pudo asistir a la escuela debido a las inclemencias del tiempo

Esta particularidad hace que “los niños y niñas no pueden concentrarse en unas aulas que no ofrecen alivio alguno frente al calor sofocante ni tampoco pueden llegar a la escuela si los caminos están inundados. El pasado año, 1 de cada 7 estudiantes no pudo asistir a la escuela debido a las inclemencias del tiempo, que son, por otro lado, una amenaza para su salud y su seguridad y afectan a su educación a largo plazo”, añade Russell.

Por eso, UNICEF hace un llamamiento urgente a los líderes mundiales y al sector privado para que protejan a los niños mediante la construcción de infraestructuras educativas resistentes al clima y la implementación de planes nacionales que prioricen la educación resiliente ante el cambio climático.

Los más afectados

El análisis revela que el sur de Asia fue la región que sufrió mayor impacto, con 128 millones de estudiantes afectados; seguida por Asia Oriental y el Pacífico con 50 millones.

El fenómeno de El Niño volvió a tener consecuencias en África, donde provocó lluvias intensas e inundaciones en la zona oriental del continente y sequías graves en partes del sur.

En Afganistán, además de las olas de calor, el país sufrió en mayo unas graves inundaciones que dañaron o destruyeron más de 110 escuelas e interrumpieron las clases de miles de alumnos y alumnas.

Por otra parte, las perturbaciones meteorológicas más habituales se produjeron en septiembre, que es cuando se inicia el curso escolar en muchas partes del mundo. En ese momento crucial desde el punto de vista académico, al menos 16 países tuvieron que cancelar las clases debido a condiciones meteorológicas extremas como el tifón Yagi, que afectó a 16 millones de niños y niñas en Asia Oriental y el Pacífico.

Solo en abril, estas subidas de temperatura afectaron a más de 118 millones de estudiantes. Bangladesh y Filipinas las sufrieron especialmente. Por su parte, Camboya se vio obligada a reducir la jornada escolar en dos horas debido a las altas temperaturas.

En mayo, las temperaturas se dispararon hasta alcanzar los 47 °C en algunas zonas de Asia Meridional, lo que elevó el riesgo de insolación en la población infantil.

Crisis climática

Los expertos advierten de que la situación es especialmente grave en países en vías de desarrollo, donde las infraestructuras educativas son más vulnerables a los fenómenos meteorológicos extremos. "Estamos ante una emergencia educativa sin precedentes", asegura María González, experta en educación del Banco Mundial.

Las consecuencias son especialmente severas para las niñas. "En situaciones de crisis climática, las niñas suelen ser las primeras en abandonar los estudios para ayudar en tareas domésticas o trabajar", explica Juan Martínez, portavoz de UNICEF en España.

El impacto económico tampoco es desdeñable. Los gobiernos se ven obligados a desviar fondos destinados a la mejora educativa para hacer frente a emergencias climáticas. "La reconstrucción de escuelas y la reubicación de centros educativos suponen una carga económica adicional para sistemas ya de por sí sobrecargados", señala González.

Medidas urgentes

Ante esta situación, organismos internacionales reclaman medidas urgentes. La UNESCO ha puesto en marcha un plan de acción que incluye la construcción de escuelas más resilientes y la incorporación de la educación medioambiental en los planes de estudio. "No podemos permitir que el cambio climático hipoteque el futuro educativo de millones de niños", concluye Martínez.

Las previsiones para los próximos años no son halagüeñas si no se toman medidas drásticas. Los expertos estiman que, sin una acción decidida contra el cambio climático, el número de estudiantes afectados podría duplicarse en la próxima década.

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