Ricky Rubio vuelve a casa. Tras disputar su último partido con la camiseta del FC Barcelona el 2 de junio de 2024 y una temporada entera en blanco, el catalán de 34 años regresa al baloncesto de la mano del club en el que comenzó su carrera, el Joventut de Badalona. El club catalán ha anunciado en sus redes sociales que el base “ToRRna” al equipo en el que debutó en la ACB en 2005 con tan solo 14 años, 11 meses y 24 días. Un regreso a las canchas que tiene, incluso, fecha: el 4 de septiembre, frente al Hiopos Lleida, en el torneo de Sant Juliá de Vilatorta.
😃 Ricky Rubio torna a somriure
— Club Joventut Badalona (@Penya1930) July 22, 2025
💚🖤 16 anys després, la llegenda verd-i-negra vestirà de nou la samarreta de la Penya i signa per una temporada
📝 El comunicat: https://t.co/dSkBCBpGSm
Benvingut de nou a casa, @rickyrubio9! 🫶#CityOfBadalona pic.twitter.com/zRw4WvZVP8
La vuelta de Ricky Rubio se produce poco más de un mes después de la publicación de su entrevista en el programa de La Sexta, ‘Lo de Évole’, donde explicó los problemas de la depresión que le hizo abandonar el Mundial de Baloncesto de 2023: “Una de las noches que estaba en el hotel, dije ‘no quiero seguir, ya no con el baloncesto, con la vida’. Tengo una familia, un hijo... Fue un pensamiento muy difícil y no quiero, para nada, magnificarlo, pero me sentí así un segundo. Puedo entender a mucha gente, tanto que está en el momento de éxito como, por desgracia, muchos se han quitado la vida. O como gente normal que dice ‘es que no puedo seguir’. Hay un momento donde todo te pesa tanto... Yo lo recuerdo, en el Mundial. Cuando digo ‘paro’. Parecía que me moría y que mi vida no tenía sentido”.
Tras aquel Mundial, no volvió a jugar en la NBA y los Cleveland Cavaliers, club en el que militaba en aquel entonces, rescindieron su contrato a comienzos de 2024. La segunda mitad del curso la disputó en el FC Barcelona, el equipo que le fichó del Joventut en 2009. El rendimiento del 'Mago de Masnou' en ese tramo final de temporada estuvo marcado por la irregularidad y no renovó su contrato con el cuadro azulgrana para tomarse un nuevo tiempo de reflexión alejado del baloncesto.
En la entrevista previamente mencionada, añadió más dudas sobre cuál sería su decisión: “Me gustaría jugar al baloncesto sin todo lo demás, pero es imposible… Y sin ser Ricky Rubio. Estoy exprimiendo el máximo para ver si realmente puedo. La respuesta cada día es más clara”. Finalmente, ese regreso a las canchas se producirá tras firmar por una temporada con el club que le vio nacer como profesional.
'Never too high, never too low'
Tras deslumbrar en cada pabellón y conquistar con el conjunto verdinegro la Copa ULEB (actual Eurocup) y la Copa del Rey, dio el salto al FC Barcelona en 2009, donde ganó la Euroliga en 2010, confirmando su estatus de estrella emergente del baloncesto europeo. Su llegada a la NBA se produjo en 2011 de la mano de los Minnesota Timberwolves. Sin embargo, su aventura en la mejor liga del mundo no estuvo exenta de obstáculos. Dos lesiones graves de rodilla (2012 y 2021) marcaron momentos duros en su trayectoria, interrumpiendo su progresión cuando mejor se encontraba. A ello se sumó un golpe personal de gran calado: la pérdida de su madre por cáncer en 2016, un suceso que él mismo reconoció como determinante en su manera de ver la vida y el deporte. A lo largo de sus 12 temporadas en la NBA, Ricky pasó por Minnesota, Utah, Phoenix y Cleveland, dejando su sello en cada franquicia con más de 5.000 asistencias repartidas.
Con la selección española, Ricky Rubio ha sido una pieza clave de una de las generaciones más exitosas del baloncesto nacional. Debutó con la absoluta en los Juegos Olímpicos de Pekín 2008 con apenas 17 años, convirtiéndose en el jugador más joven en disputar una final olímpica. Desde entonces, ha acumulado un impresionante palmarés: campeón del mundo en 2019 —torneo en el que fue elegido MVP—, campeón de Europa en 2009 y subcampeón olímpico en 2008 y 2012. Su liderazgo, visión de juego y capacidad para aparecer en los momentos decisivos han sido fundamentales para consolidar a España como una potencia mundial, dejando una huella imborrable en la historia de “la Familia”. Su regreso al baloncesto de la mano del Joventut simboliza el cierre de un círculo personal y profesional cargado de significado.
A lo largo de una carrera repleta de picos y valles, Ricky Rubio ha encontrado en el lema “never too high, never too low” una brújula vital. No dejarse arrastrar por la euforia de las victorias ni hundirse en los momentos más oscuros ha sido su forma de mantenerse en pie, de resistir en medio del ruido y del dolor. Esa filosofía, repetida por él mismo en numerosas entrevistas, no solo lo ha definido como jugador, sino también como persona. Ahora, en su retorno a Badalona, ese equilibrio emocional cobra más sentido que nunca: es el regreso de alguien que ha aprendido a vivir y a jugar sin perderse en los extremos.