La eliminación de Nigeria del camino al Mundial de 2026 ha generado un terremoto deportivo y mediático, aunque no tanto por el resultado como por todo lo que ocurrió alrededor. El partido contra la República Democrática del Congo, que se decidió en una dramática tanda de penaltis, abrió la puerta a una polémica inesperada. Lejos de centrarse únicamente en la derrota, el seleccionador nigeriano, Éric Chelle, puso el foco en algo mucho más controvertido: presuntos rituales de vudú durante la tanda decisiva.

"Un líquido sospechoso"

Según Chelle, algunos miembros del combinado congoleño realizaron gestos que él interpretó como “rituales”, justo antes de que su equipo ejecutara los penaltis. Aseguró haber visto cómo uno de los rivales manipulaba un pequeño recipiente con agua —o un líquido difícil de identificar— y hacía movimientos que interpretaban como una forma de intimidación sobrenatural. El técnico afirmó que aquello le generó una “sensación rara”, como si estuvieran intentando alterar el ambiente psicológico del momento más tenso del partido.

El clima se volvió especialmente espeso cuando Chancel Mbemba anotó el último penalti a favor de RD Congo. El tanto decidió la eliminatoria y desató la euforia en los congoleños, pero también provocó la reacción inmediata de Chelle. El entrenador se dirigió hacia el banquillo rival con evidente enfado, señalando y protestando airadamente, hasta que varios miembros de su propio cuerpo técnico lo sujetaron para evitar que la situación escalara. Ese instante, captado por cámaras y aficionados, se volvió viral en cuestión de minutos.

La reacción congoleña

Desde el lado congoleño, las acusaciones fueron recibidas con una mezcla de sorpresa e indignación. Voces oficiales y extraoficiales negaron rotundamente cualquier práctica de brujería, e incluso algunos jugadores se tomaron con humor los señalamientos, asegurando que la única “magia” vista en el campo fue la serenidad con la que ejecutaron los penales. Para ellos, las palabras de Chelle no serían más que un intento de justificar la derrota ante un rival que mostró mayor solidez en los momentos clave.

El héroe inesperado

Sorprendentemente, el hombre que decidió el partido para la selección congoleña, no fue ni Bakambu ni Yoane Wissa. Timothy Fayulu se convirtió en el héroe de su país sin que nadie lo esperase. El jugador propiedad del Sion suizo y que actualmente juega cedido en la liga de Armenia, había disputado tan solo un amistoso con su selección y salió en el momento más importante del partido. Paró dos penaltis a la Águilas e hizo que su selección avanzase a la repesca del Mundial ante una de las selecciones más fuertes del continente.

Nigeria se pierde el mundial por segunda vez consecutiva

Más allá de la controversia, el hecho tangible es que Nigeria vuelve a quedarse sin Mundial, algo que golpea especialmente a una selección que históricamente ha sido una de las más fuertes del continente. Para una afición que esperaba ver a las Súper Águilas recuperar protagonismo internacional, este revés llega como un jarro de agua fría. Se esperaba más de un equipo con talento, experiencia y jugadores que destacan en las mejores ligas del mundo.

La polémica del supuesto vudú solo añade una capa más a una eliminación ya de por sí dolorosa. Mientras tanto, RD Congo celebra una clasificación histórica, ajena al ruido exterior y centrada en disfrutar del fruto de su esfuerzo. Nigeria, en cambio, tendrá que enfrentarse no solo a sus propios fantasmas, sino también a una inevitable reflexión interna sobre lo que falló, más allá de cualquier ritual o superstición.ç

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