Suecia ha sido uno de los países europeos con menos medidas restrictivas durante la crisis del coronavirus. Sin embargo, el Gobierno prevé que la economía sueca también entre en recesión, arrastrada por la crisis económica de sus principales socios comerciales, Alemania y los países nórdicos.

Las perspectivas económicas del Gobierno nacional para este año no son muy positivas y la ministra de Finanzas, Magdalena Andersson, ya alertó en mayo de “una crisis económica muy profunda”. En el primer trimestre, el PIB sueco cayó un 0,3% frente a los desplomes del sur de Europa de un 5,2% en España o un 4,7% en Italia.

El Gobierno sueco no ha establecido un periodo de confinamiento para su población ni ha decretado el cierre de comercios y restauración, tal y como ha ocurrido en otros países europeos, sino que su estrategia se ha centrado en evitar el colapso del sistema sanitario y proteger a su principal grupo de riesgo. Este último objetivo no se ha logrado ya que el 70% de los fallecidos por coronavirus pertenecía a este sector de la población.

Las autoridades aseguran que siempre se priorizó la salud sobre la economía y justificaban el mantenimiento de la actividad económica afirmando que la crisis agrava la salud de la población. “Cuando hemos decidido qué medidas tomar para detener la propagación del virus, no hemos tenido ninguna consideración económica”, explicaba la ministra de Finanzas.

El PIB caerá un 7% este año

Así, las previsiones del Gobierno avanzan que la economía sueca se hundirá un 7% este año, cerca del 7,5% de la caída prevista por la Comisión Europea para la eurozona, y esperan una recuperación del 3,5% en 2021. El Banco Central de Suecia va más allá y cifra en un 10% la caída del PIB para este año.

Igualmente, el mercado laboral sufrirá las consecuencias del impacto de la crisis del coronavirus y la tasa de desempleo pasará del 6,9% al cierre de 2019 hasta al 9% tanto este como el próximo año. De hecho, según las cifras ya registradas, hasta 120.000 personas perdieron su trabajo entre marzo y mayo a pesar del mantenimiento de la actividad económica.

El principal problema de Suecia es que es un país centrado en la exportación, en el que el comercio exterior supone el 50% del PIB. Así, si los países vecinos y sus socios comerciales sufren las consecuencias de una crisis económica, también lo hará la economía sueca. “El 70% de las exportaciones suecas van a la UE. Se espera que los cierres en Alemania, Reino Unido y demás países afecten considerablemente a las exportaciones suecas”, reconoce el Gobierno.

Ya son dos de sus principales empresas las que han tenido que parar su producción, el fabricante de automóviles Volvo y de camiones Scania, por los problemas en la cadena de suministro del resto de fábricas. Tal y como ha ocurrido también en España, el sector del motor ha sido uno de los más afectados por el impacto del Covid-19.

Pero no solo eso, sino que los datos económicos también reflejan problemas a nivel interno. A pesar de no haber vivido una situación de confinamiento ni medidas restrictivas en cuanto al comercio y a la restauración y el ocio, el consumo interno se ha desplomado un 24,8% entre el 11 de marzo y el 5 de abril, según un estudio realizado por la Universidad de Copenhague.

 "Los consumidores presionan el freno de emergencia"

“Suecia está pagando el mismo precio [que Dinamarca] por la pandemia de coronavirus. La explicación es que cuando se encuentran en una crisis galopante, los consumidores presionan el freno de emergencia, ya sea que los restaurantes estén cerrados o no”, explica uno de los autores del informe.

Por otro lado, Suecia ha puesto en marcha un paquete de ayudas económicas de 28.000 millones de euros con el objetivo de paliar el impacto económico de la pandemia, centrado en ayudar a las empresas con las indemnizaciones por despido y las bajas por enfermedad. Además, prevé una menor contribución a la Seguridad Social de sus trabajadores y empresarios.

Este paquete de ayudas se traduce en un aumento del endeudamiento en 30 veces en los últimos meses, según la Oficina Sueca de la Deuda, algo que no preocupa el Gobierno. Según uno de los autores del informe de la Universidad de Copenhague, “dado el estado de las finanzas del Gobierno, hay espacio para una política fiscal más expansiva”. En cifras, Suecia cuenta con un superávit presupuestario del 0,5% y una deuda pública del 35%.