Según arrojan los datos del informe Tax Policy Reforms 2025 (reformas de la política fiscal), elaborado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), por segundo año consecutivo, en el 2024 fueron más los países que elevaron los impuestos a las empresas que aquellos que apostaron por reducirlos. Con estos cambios que observa la OCDE en su informe se confirme el fin de una tendencia a la baja, durante casi dos décadas, del Impuesto de Sociedades (IS). Concretamente, entre los países miembros de la OCDE subió en la República Checa, Islandia, Eslovenia, Eslovaquia y Lituania, mientras descendió en Austria, Portugal y Luxemburgo.
En lo relativo a los gravámenes dirigidos específicamente a la banca, y que se añaden al IS, la OCDE cita los casos de Bélgica, Hungría, Irlanda, la Isla de Man, Israel, Mauricio, Países Bajos, Eslovaquia, España y Ucrania que los introdujeron o aumentaron en el 2024. De esta manera, se siguen revirtiendo las bajadas de tributos que se llevaron a cabo en el período postpandémico. Estos cambios comenzaron a implementarse en el 2023 en las agendas de los distintos Ejecutivos nacionales, que pasaron de ofrecer ayudas y exenciones impositivas por la pandemia a empezar a buscar nuevas fuentes de ingresos.
No solo en lo relativo a estos tributos, sino que la OCDE ha señalado, también, que en el 2024 volvieron a registrarse más subidas de los tipos máximos del IRPF y de los impuestos al capital que en ejercicios previos. Asimismo, los datos evidencian que los gobiernos continuaron tirando de IVAs reducidos; sin embargo aquellos que optaron por subir este tributo lo hicieron dejando atrás un enfoque de mitigación de la crisis de inflación en favor de uno con "objetivos más específicos". También se elevaron en muchos territorios los impuestos al tabaco, alcohol y bebidas azucaradas.
El documento ha dado cuenta, a su vez, de que en 2024 se retiraron las ayudas a los combustibles fósiles tras el fin de la crisis energética, al tiempo que se reforzaron las figuras impositivas destinadas a financiar la transición ecológica. No obstante, también se subraya en el informe que fueron "habituales" las medidas de reducción de bases impositivas a través de incentivos fiscales a las inversiones, en concreto, en las referidas a I+D, tecnologías limpias o sectores estratégicos.
¿Por qué se consolida este cambio que rompe una dinámica hacia la reducción? A esta situación se ha llegado debido al aumento de las deudas económicas que poseen los países, así como debido a la necesidad de sufragar gastos relacionados con compromisos internacionales como cambio climático, el envejecimiento poblacional o, en algunos países, la defensa. Tal y como refleja el informe, la deuda pública sigue siendo un importante condicionante para muchos Estados, siendo la media de esta cuenta pendiente de los territorios analizados se sitúa en el 112% del PIB, lo que implica un ascenso, ya que es un 8% más que antes de la pandemia de la COVID-19. Además, las subidas contempladas en este informe podrían ser superiores en el 2025, ante acuerdos de aumento del gasto en defensa en instituciones internacionales
Ante esta situación, los países han buscado fortalecer los ingresos y, para ello, han realizado estas modificaciones en su regímenes fiscales, optando, así, por abandonar la visión de continuar reduciendo el Impuesto de Sociedades para atraer inversión y fomentar la competitividad de las empresas.