Mientras en Bruselas había ayer funcionarios que hablaban de que el Fondo de Rescate Europeo, pensado para salvar países en crisis, pudiera avalar en el futuro las emisiones de deuda pública de Italia y España, el Tesoro español lograba colocar en el mercado todo lo que se proponía y sin discusión de tipos de interés. El objetivo oficial se había situado en que los inversores nacionales e internacionales compraran entre 4.000 y 5.000 millones de euros en letras del Tesoro a doce y 18 meses.

El precio de la deuda, estable
Al final vendió 4.600 millones de euros. De ellos,  3.560 millones fueron colocados en el mercado a doce meses y a un tipo de interés del 3,608%, lo cual supera en tan solo 17 milésimas a la anterior emisión de deuda, antes de que las agencias internacionales hubieran puesto a España bajo sospecha una vez más. La diferencia es prácticamente inapreciable. Pero además, la emisión de letras a 18 meses logró colocar entre los inversores 1.040 millones de euros a un tipo inferior al anterior (3,801% frente al 3,807%).

Los inversores pidieron 4,3 veces la deuda ofertada
Para las letras a doce meses hubo peticiones de compra por 2,3 veces lo ofertado. Para las de 18 meses los inversores pidieron 4,3 veces más letras de las que se ponían en circulación. Nada, entonces, que muestre un problema de aceptación de la deuda pública española. Y aquí no tiene nada que ver el Banco Central Europeo (BCE), que ha comprado en los últimos meses deuda pública de Italia y España (además de Irlanda y Portugal) para calmar a los mercados. El BCE ha reducido en las últimas dos semanas sus compras a 2.300 y 2.400 millones de dólares, respectivamente sus adquisiciones, lo cual está muy por debajo de la media acumulada desde el verano. 

Defensa de la deuda
Paralelamente a estos hechos, la agencia de calificación Moodys se sumaba a la rebaja de calificación hecha en los últimos días por S&P y Fitch. Y Emilio Botín afirmaba en la IV Conferencia Internacional de Banca que "poner en duda de forma generalizada la sostenibilidad de la deuda pública o del sistema financiero europeo puede llevarnos a una espiral imparable de crisis soberanas y crisis bancarias".

No hay síntomas de insolvencia
Botín coincidía así con el presidente del Banco Popular, Angel Ron, que no entiende cómo se puede obligar a la banca europea a considerar como inversión peligrosa la compra de deuda pública de sus propios países, integrados en la eurozona, cuando no tienen síntoma alguno de declararse insolventes. El presidente de BBVA, Francisco González, menos contundente, también muestra su “confianza a medio plazo” en un euro fuerte y pide “claridad” para las nuevas normas que se estudian en Europa para la recapitalización bancaria.

Trato de favor a la banca francesa y alemana
En el fondo, la banca española se queja de que todas estas propuestas de recapitalización tratan de beneficiar a los bancos alemanes y franceses que acumulan un 64% del riesgo en caso de que deje de pagarse la deuda pública griega. Francia tiene comprada en 30% y Alemania el 34% de esa deuda. Si el problema se extiende a otros países se diluye el problema. Pero eso no tiene nada que ver con la realidad, como lo demuestra que los mercados aceptan sin problemas la deuda de España y castigan últimamente más a la italiana.