El precio de la luz lleva varios días a la baja después de las fuertes subidas registradas durante el temporal Filomena y la posterior ola de frío en los primeros días de enero. Este jueves 21 de enero cae un 19,4%, según los datos del operador del mercado ibérico (Omie), hasta los 41,64 euros por MWh, y se prevé que registre los niveles más bajos del mes de enero.

No ocurría esto el 7 de enero, cuando Facua alertaba que el precio de la luz se disparaba un 27%, el día que comenzaron las nevadas de Filomena, hasta alcanzar los 80,71 euros de media diaria y los 109,87 euros por MWh en los picos máximos. Solo un día después, el viernes 8 de enero, el precio de la luz continuaba su subida hasta los 94,99 euros por MWh, en máximos mensuales.

El precio era casi un 30% superior al registrado a principios de 2020, según alertaba la asociación de consumidores, que no superaba los 80 euros desde diciembre de 2018. Tampoco ocurría lo mismo una semana después, el 13 de enero, cuando el precio de la luz volvía a subir un 6,75% hasta alcanzar el segundo máximo del mes de enero, en los 89,94 euros por MWh, según los datos del operador del mercado ibérico.

Estas subidas desembocaron en un encarecimiento del 40,6% en la primera quincena de 2021, que terminaría en un recibo de 88,06 euros para el mes de enero, un 29,1% más caro que en el mismo periodo de 2020. Si finalmente se alcanza este precio, sería la segunda factura más cara de la historia, tal y como ha alertado Facua en los últimos días, solo por debajo de la registrada entre enero y marzo de 2012, en los 88,66 euros.

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Ante estas subidas, Facua ha pedido en reiteradas ocasiones al Gobierno la modificación del sistema de fijación de tarifas mayoristas del mercado eléctrico, alegando que la subasta actual fomenta la especulación. Asimismo, pide una bajada del IVA que se aplica en el recibo de la luz que, junto al impuesto especial sobre la electricidad, provoca un encarecimiento de la factura del 27,2%.

Los argumentos del Gobierno

Los argumentos esgrimidos por el Gobierno ante las críticas de asociaciones de consumidores pasan por asegurar que la Comisión Europea no permite la bajada del IVA del 21% a la electricidad, según anunciaba María Jesús Montero en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros del pasado 12 de enero, alegando que se trataba de una subida “coyuntural y puntual”.

En ese momento, Montero reconocía que el fuerte repunte de los precios de la luz es “un pico concreto” como consecuencia de las condiciones externas, provocadas por la ola de frío que ha dejado Filomena, la mayor demanda a nivel nacional y la menor aportación de las energías renovables.

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El mismo argumento utilizaba la ministra responsable, la ministra para la Transición Ecológica y Reto Demográfico, Teresa Ribera, en plena ola de frío, que aseguraba que era un episodio “coyuntural” con un “impacto limitado” en el recibo de la luz. Precisamente este martes ha vuelto a reafirmarse en la subida de “entre 4 y 10 euros en la factura”.

Hace una semana, Ribera ya explicaba que se había dado una “tormenta perfecta” por la ola de frío y el aumento de la demanda de la energía, además de la presión en el mercado del gas natural y el incremento en los precios de CO2. No obstante, la vicepresidenta cuarta matizaba los motivos concretos de la subida este martes.

Ribera ha anticipado las bajadas

Ribera ha asegurado que en los próximos días se producirían bajadas del precio de la luz, tal y como efectivamente está ocurriendo, y anticipaba la reducción de hasta el 37% para el mes de febrero. “2021 ha comenzado con dos fenómenos meteorológicos adversos consecutivos que han hecho historia al ser tomados en consideración conjuntamente”, comenzaba su discurso la ministra.

“Puede haber fluctuaciones de un día para otro, en horas, o en un mes a otro, pero lo importante es poder ver la tendencia", matizaba Ribera, que explicaba la subida del precio de la luz por diferentes problemas internacionales.

La lenta incorporación de la oferta de gas procedente de Argelia o la alta demanda de los mercados asiáticos, frente a la alta demanda española, serían determinantes para provocar la variación de precio en el mercado nacional, según la ministra. Además, aseguraba que los problemas de abastecimiento internacional habrían provocado luchas de precios e incluso “el desvío de barcos metaneros a países asiáticos”.

“Dejamos atrás estos picos y volvemos a la senda a la baja”, avanzaba después de explicar los motivos de la subida. Asimismo, anticipaba una bajada incluso mayor para los próximos años: “Los cálculos son que entre 2022 y 2023 los precios estarán por debajo de mercados tradicionalmente más baratos como el alemán o el francés”.

¿Mercado libre o mercado regulado?

Con todo esto, los argumentos del Gobierno para explicar la subida se podrían resumir en: mayor demanda energética nacional e internacional por las bajas temperaturas, menor aportación de las energías renovables, presión en el mercado del gas natural y CO2 y lento abastecimiento de la oferta argelina.

Más allá de estas explicaciones, hay una diferencia fundamental que explicaría la subida del precio de la luz. Se trata de la elección entre el mercado libre o el mercado regulado, con la población dividida casi a partes iguales entre ambas. En este caso, la subida de la luz ha afectado al mercado regulado, con una sola tarifa con un precio que varía cada hora de cada día en función de la oferta y la demanda.

La otra opción es acogerse al mercado libre, con una gran variedad de tarifas para elegir en la que el consumidor podrá disfrutar de precios más estables. Sin embargo, las recomendaciones de las asociaciones de consumidores como Facua pasan por acogerse a la tarifa regulada PVPC, que varía según la oferta y la demanda de energía, al igual que ocurre en cualquier mercado.

El coste de esta factura regulada se fija diariamente en función del mercado mayorista, es decir, aquellos que generan energía se la venden a las comercializadoras, además de los costes fijos regulados por el Gobierno, donde se incluye la distribución de la energía y los impuestos correspondientes.