La asociación Facua Consumidores en Acción ha publicado este miércoles que el precio del kilovatio hora (kWh) de electricidad ha subido, en lo que va de enero, un 38,4 por ciento, según el análisis sobre la evolución de la tarifa semirregulada PVPC.

Y mientras, un estudio de investigadores del CIBERESP, el Institut d'Investigació Biomèdica Sant Pau, la Asociación Bienestar y Desarrollo y la Agència de Salut Pública de Barcelona, entre otras instituciones que han firmado un artículo con sus resultados en la revista Gaceta Sanitaria, expresa que los habitantes de la ciudad de Barcelona que sufren pobreza energética presentan una peor salud que aquellos que pueden garantizarse los suministros domésticos de energía.

Se trata de la primera investigación que analiza la relación entre la intensidad de la pobreza energética y la salud en el Sur de Europa, y para desarrollarla, se han comparado los datos de 1.799 mujeres y 671 hombres, que forman parte de un programa del Ayuntamiento de Barcelona contra la pobreza energética (llamado Energía, la justa), con los de 1.393 mujeres y 1.215 hombres sin problemas energéticos, de la Encuesta de Salud Pública de Barcelona en 2016.

El estudio ha analizado diversos parámetros de salud física y mental: percepción personal de mala salud, asma, bronquitis crónica, depresión y ansiedad. En todos, los participantes en el programa contra la pobreza energética han reportado un peor estado de salud. Las mujeres presentan una mayor prevalencia de todos los parámetros de salud en ambas poblaciones.

La probabilidad de experimentar una peor salud es sensiblemente superior entre los ciudadanos que padecen pobreza energética, sobre todo en cuanto a la bronquitis crónica, la depresión y la ansiedad: la probabilidad de tener bronquitis crónica es 4,94 veces superior, en el caso de las mujeres, y 5,43 veces mayor entre los hombres que sufren pobreza energética que entre aquellos ciudadanos que no se enfrentan a este problema. Y en el caso de la depresión y la ansiedad, la probabilidad entre la población con pobreza energética es 3,23 veces superior entre las mujeres y 4 veces superior en el caso de los hombres.