En medio de las negociaciones por la reforma laboral, Pepe Álvarez, secretario general de UGT, refuerza la postura del sindicato en una entrevista con el ElPlural.com y se mantiene inamovible en la palabra derogación, más allá de la lucha semántica entre los protagonistas del debate. El líder sindical desvela qué pasa en el seno del diálogo social con la entrada de los nuevos departamentos y con la última propuesta del Gobierno para crear un fondo que mantenga los Expedientes de Regulación Temporal de Empleo (ERTEmás allá de la pandemia.

PREGUNTA: Sindicatos y patronal han rechazado el nuevo sistema de ERTE que ha propuesto el Gobierno. ¿Podría explicar, para un profano, cuál es la diferencia entre estos ERTE y lo que siempre se ha llamado mochila austríaca? ¿Por qué se opone UGT?

RESPUESTA: Entre los ERTE y la mochila austríaca, la única convergencia es que hay un dinero que quedará pendiente para que el trabajador pueda recuperarlo o no en algún momento. Por lo demás, no tiene nada en común. Esto es ERTE y lo otro es contratación. Lo otro era una indemnización permanente y esto es una indemnización fija por un periodo de tiempo ya consumido.

En realidad, el Gobierno nos ha planteado 27 páginas que hacen referencia a todo, no solo a los ERTEs. Habla también de los ERES y de contratación. De lo que se trata es de que, en primera instancia, podamos hablar tema por tema. Hasta ahora se quería hablar de los ERTEs, pues vamos a hablar de los ERTEs.

Vamos a tener un sistema parecido al alemán, un sistema que nos sirva para que, una empresa que cambie de un sistema de producción o para la industria auxiliar que trabaje para ella, tenga los honorarios de sus trabajadores cubiertos durante ese periodo de tiempo. También servirán para que tengamos un plan de formación con el que sus trabajadores se puedan reenganchar en la nueva actividad o que pueda contemplarse a raíz de las catástrofes naturales. Eso es lo que tenemos que ver.

¿Qué más problemas tiene? Es muy poco flexible, está muy centralizado, no respeta las competencias que tienen las comunidades autónomas y no respetan la flexibilidad necesaria. Un proceso de estas características requiere que se haga ad hoc a la empresa a la que va dirigida el ERTE. No es lo mismo una empresa de 30 trabajadores de Burgos que una empresa de 500 de Madrid. Esos son algunos de los elementos. En todo caso, a mí me parece que, a estas alturas de la película, cuando ya llevamos un año y medio negociando y nos queda poco tiempo para concluir el acuerdo, plantear ese documento lo único que hace es torpedear el conjunto de la negociación.

Todo este proceso de entradas y salidas y el quién o el cómo negocia es bastante indiferente

P: El Gobierno se ha comprometido con Bruselas a tener la reforma laboral lista antes de finales de año. Con los cambios de última hora de los ERTE y las peleas internas, ¿ven factible que se cumpla este plazo?

R: Depende. Si quiere tratar este último documento y acordarlo, con toda seguridad que no. Si continuamos el ritmo de reuniones que tenemos y tratamos el tema los ERTEs circunscritos, dentro de lo que son los ERTES, yo creo que sí.

P: El Gobierno insinuó que, con la entrada de Nadia Calviño en las negociaciones, se podría conseguir que la patronal llegase a firmar el acuerdo de la reforma laboral. En cambio, con la nueva propuesta de los ERTE, que parece que viene de su Ministerio, lo que han conseguido es que ustedes y la CEOE se pongan en contra del Gobierno. ¿Ustedes entienden algo de este maremágnum político?

R: Yo creo que no lo entiende ni el Gobierno. Para nosotros, todo este proceso de entradas y salidas y el quién o el cómo negocia es bastante indiferente. Lo que queremos es que el Gobierno nos diga cuál es la posición que tiene. Uno de los problemas con la propuesta, por ejemplo, es que hace referencia a las responsabilidades que tendrá cada Ministerio.

Esta no es una norma que vayamos a ejecutar solo con este Gobierno. Es una norma que se va a quedar y puede ser que en otro momento haya otra estructura de gobierno. Lo que queremos es determinar claramente cuál es la interlocución que vamos a tener y con quién del Gobierno. Desde luego, es evidente que hasta ahora esta nueva situación no está ayudando.

Si a un empresario le sigue saliendo más barato contratar de forma irregular, aunque tenga que pagar la multa, lo continuará haciendo

P: Siguiendo con la reforma laboral, tanto sindicatos como Bruselas piden recortar la temporalidad de trabajadores, que es la parte más vulnerable. Sin embargo, desde UGT también se pide aumentar la indemnización por despido. ¿Estaría UGT dispuesto a aceptar un recorte de esta desigualdad por la parte más alta y acercar posturas entre ésta y la parte más baja de los trabajadores?

R: En realidad mantenemos la derogación de la reforma laboral porque es la mejor manera de encontrar esos puntos de acuerdo que a veces se plantean. Vamos a encontrar un equilibrio entre lo que dice uno y lo que dice el otro. Sin embargo, si lo que dice el otro ya está muy alejado de lo que digo yo, el punto siempre es desequilibrado para los trabajadores. Nosotros creemos que, por lo que hace referencia a la contratación, un contrato debe tener relación directa con el trabajo que se va a realizar.

Si el trabajo es de carácter indefinido, no tiene por qué ser temporal. Si el trabajo es a jornada completa, no tiene por qué ser a media jornada. Lo que queremos es que, además, haya dos elementos que garanticen que eso va a ser así.

En primer lugar, con una Inspección de Trabajo dotada con medios técnicos, materiales y humanos que lo permitan. En estos momentos estamos muy lejos de los estándares europeos. Estamos 1 a 3 en relación con Europa, teniendo en cuenta que la mayoría de los países de la zona euro tienen empresas más grandes. Por lo tanto, nosotros necesitaríamos tener más inspectores que ellos.

En segundo lugar, con una tabla de sanciones que disuada a los empresarios de continuar contratando de manera irregular. Si no hay esa disuasión, si a un empresario le sigue saliendo más barato contratar de forma irregular, aunque tenga que pagar la multa, lo continuará haciendo. Estas son las dos cuestiones fundamentales.

El precio del despido es otro capítulo de la negociación que no tiene nada que ver con la contratación. El precio del despido es la bajada que se hizo en el 2012 de 45 días por año trabajado a 33 días. Esto no tiene ninguna razón de ser, porque estamos hablando del despido que se hace sin razones.

Es decir, cuando una empresa está bien pero el director o el propietario de la empresa tiene algún problema con algún trabajador o trabajadora que no le cae bien. Cada uno tiene derecho a que no le caiga bien quien quiera, pero eso no tiene que ir a costa del empleo. Los lujos hay que pagarlos y eso no deja de ser un lujo para el empresario, por eso queremos recuperar los 45 días por año trabajado.

P: ¿Ustedes quieren llegar a los 45 días por año trabajado, es decir, volver a la cifra anterior? La ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, ha dicho que eso no está en el paquete de negociación

R: No, eso no está en el paquete de negociación, pero lo vamos a negociar después, nosotros no vamos a renunciar. Es que por eso hablamos de derogación. Cada día vamos a ir viendo esto. La derogación no es solo semántica, no es solo una cuestión de mirar hacia atrás. Es mirar hacia adelante, restaurar algún derecho que se quitó sin ninguna razón o argumento. Pasar de 45 a 33 días el precio del despido sin razones objetivas, porque un día el trabajador ha ido con una corbata de un color que no gusta o sin corbata y ha procedido al despido, me parece que continúa siendo un precio muy bajo.

No tenemos como objetivo convocar una huelga general

P: En su día amenazó al Gobierno, en el contexto de un rechazo a subir el Salario Mínimo Interprofesional, con una “maldición bíblica”. ¿Esa advertencia se extiende a que no se apruebe la reforma laboral? ¿Será este el único gobierno de la democracia que no tenga una Huelga General?

R: Bueno, ya lo veremos, queda mucho tiempo. Pero tampoco tenemos como objetivo convocar una huelga general. Yo cuando hablaba de maldición bíblica podría haber dicho que éramos la gota malaya. Es decir, que cada día vamos a estar recordando al Gobierno que tienen una deuda con los trabajadores.

Hay que reconocer que lo estamos consiguiendo con un éxito muy importante. Nos hacen sudar la camisa, pero finalmente llega. Hemos derogado la primera parte del decreto de Rajoy del recorte de las pensiones y estamos a punto de cerrar el acuerdo general. Y eso ha sido por nuestra cabezonería. Vamos a hacer lo mismo en relación con las reformas laborales. Vamos a derogar toda la parte que hace referencia a la negociación colectiva y volver a la situación que había antes. En otros casos, será derogación para cambiar por una norma nueva, porque la contratación en el año 2008 era algo absolutamente arbitrario.

Si no se hace, entraremos en un proceso de movilizaciones, ya sin pandemia, espero. Por tanto, sin limitaciones y masivas. Porque yo creo que la mayoría de los trabajadores y las trabajadoras de nuestro país sabemos que esos cambios se tienen que producir. Si las movilizaciones no se han producido hasta ahora ha sido fundamentalmente porque hemos vivido en una pandemia muy dura y porque no ha habido condiciones para hacerlo. Pero este Gobierno se comprometió y nosotros vamos a conseguir que cumplan.

P: Habla mucho de derogación de la reforma laboral y la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, ya ha dicho que técnicamente era imposible. ¿Por qué cree que la clase política tiene tanto miedo a esa palabra?

R: Porque la palabra derogación es lo que da fuerza e impulso a nuestra reivindicación. Para nosotros es una cuestión básica. Nosotros necesitamos dar contundencia a nuestras reivindicaciones, que los trabajadores y los trabajadores nos entiendan lo que queremos decir. Si tú hablas de reformar la reforma, eso pierde gas. Por tanto, derogar es un término que fortalece nuestra lucha y que une las esperanzas de mucha gente.

Técnicamente, derogar se hace cuando tú cambias una ley por otra. La derogación para nosotros tiene algunos aspectos que es de retorno a la norma anterior. No para mirar atrás, sino para mirar hacia adelante. No con ánimo de revancha, para nada, sino con ánimo de conseguir que nos devuelvan derechos que nos han quitado.

Por ejemplo, en el caso de la negociación colectiva con derogar y cambiar por la ley anterior, es suficiente. En otros casos, derogaremos e incluiremos acuerdos nuevos a los que podamos llegar con la con la patronal y con el propio Gobierno. Pero nosotros no vamos a bajarnos de la palabra derogación, por mucho que alguien nos diga que es anticuada o que es radical. Nosotros somos radicales en nuestras exigencias.

Lo fue el vicepresidente De Guindos cuando lo dijo en la Unión Europea: “Esta reforma laboral va a ser una reforma radical”. No sé si ustedes se acuerdan. ¡Y tanto que fue radical! Han conseguido frenar la subida de los salarios en nuestro país desde el año 2012 hasta el hasta el día de hoy. Nosotros queremos que el cambio sea un cambio radical y esta es una manera muy gráfica de expresarlo.

Las normas laborales por sí mismas ni crean ni destruyen empleo

P: La patronal y el Partido Popular achacan los buenos datos del paro y de afiliación de los últimos meses a la reforma laboral de Mariano Rajoy de 2012. ¿Ustedes comparten esa posición?

R: ¿Cómo vamos a compartirla si es falsa? Esto es un engañabobos. Es decir, las normas laborales por sí mismas ni crean ni destruyen empleo. Con la norma anterior, con los gobiernos de Zapatero se creó mucho más empleo que con la norma de Mariano Rajoy. No es verdad: el empleo en España se crea si hay actividad económica, si hay riqueza, si la mayoría de los ciudadanos y ciudadanas de nuestro país además tienen buenos salarios y tienen capacidad de compra, porque eso es lo que hace moverse el sistema económico y a la vez crear empleo. Lo demás es una excusa que para ellos está bien porque han ganado mucho dinero con esta reforma.

Pero ¿por qué no vamos a decir la verdad a los ciudadanos y las ciudadanas? Desde el año 2008 hasta hoy, el salario medio en España está congelado. No ha subido. El salario medio es el punto medio que cobramos todos los ciudadanos y las ciudadanas de nuestro país. ¿Qué es lo que ha ocurrido? ¿Qué se han congelado los convenios colectivos? No, los convenios colectivos han continuado subiendo, pero hay mucha menos gente que está afectada por esos convenios. Hay mucha más gente que está afectada por otros convenios, que es el caso de la segregación de actividad que se hace en las empresas.

Por ejemplo, las camareras de piso, las famosas Kellys. ¿Qué es lo que ha ocurrido con las Kellys? Que estaban en el convenio de la hostelería y, de golpe, crean una empresa de servicios integrales y el hotel segrega una parte de la actividad y se la pasa a esa empresa con otro sueldo. En el caso de la provincia de Barcelona es un 50% más bajo que el convenio en cuestión. Por eso esta reforma era para la patronal. Ha sido muy útil para ellos y el Gobierno del Partido Popular sabía lo que hacía y sabía lo que quería.

Nosotros ahora no nos vamos a dejar engañar. Sabemos lo que queremos: que se restauren los derechos que nos quitaron. Que se nos devuelvan los instrumentos que necesitábamos para que la negociación colectiva sea un instrumento que sirva para repartir la riqueza que se genera en las empresas.