A pesar de la tensión creada en los mercados por la política proteccionista impulsada por Donald Trump, el dólar estadounidense no ha cesado en su camino al alza desde principios de este año.

Es cierto que la economía de Estados Unidos se vería perjudicada tanto directa como indirectamente por lo gravámenes a la importación. Los precios de productos importados sufrirían un encarecimiento que provocaría inflación y los precios de producción mas altos harían que la competitividad exportadora de Estados Unidos disminuyera.

Paradójicamente estas circunstancias llevan a la moneda americana a fortalecerse. En un primer término porque actúa como moneda refugio a la que acuden en búsqueda de seguridad inversores internacionales principalmente comprando bonos del tesoro americano que a pesar de las subidas de tipos de interés de la Reserva Federal no llegan a repuntar en rentabilidad por estas compras. Esta es una de las razones para que la curva de interés (del dos a diez años) se mantenga mas plana y despierte en algunos analistas el miedo a su inversión que se considera un aviso de una futura recesión económica.

Por otro lado, los tipos de interés más alto que el resto de las economías de su entorno, junto con las expectativas al alza de estos provocan una mayor afluencia de inversión hacia el dólar.

Todo ello a pesar de que el propio Trump e incluso el secretario del Tesoro manifestaran su desacuerdo con un dólar mas fuerte por considerarlo contrario a los intereses de la economía, rompiendo la tradición seguida por los gabinetes anteriores de declarar que un dólar fuerte es favorable para los Estados Unidos.

Un hecho extraordinario en la historia económica de EEUU

Recientemente se especula en el mercado con algo inusual y es que el propio Gobierno impulsara intervenciones para debilitar al dólar. La posibilidad de que esto ocurra es remota, quien decide intervenir en la divisa sería la Reserva Federal que actúa de manera independiente del Ejecutivo pero aunque poco probable se podrían incrementar las intervenciones verbales del Gobierno y la presión sobre la Reserva Federal que ya se inició con las críticas sobre su política de subidas de tipos de interés. De ocurrir todo esto estaríamos presenciando un hecho absolutamente extraordinario en la historia económica de los Estados Unidos, hecho estrambótico que en cualquier caso no se alejaría del estilo de actuaciones al que nos tiene acostumbrado el señor Trump.

Las consecuencias del dólar mas fuerte junto con la subida de tipos de interés están provocando diversos efectos colaterales en la economía mundial de los que sería conveniente destacar dos de ellos por la influencia que tiene en la economía de nuestro país.

Por un lado, la fortaleza de la divisa americana inició una crisis en países emergentes endeudados en dólares que se agravó con la caída del precio de las materias primas por el temor provocado por la guerra comercial.

Argentina ha logrado frenar, de momento, la sangría del peso argentino que se depreció un 54% desde principios de año hasta el mínimo alcanzado hace tan solo un mes. Con fondos del FMI las intervenciones recientes han detenido la caída de la moneda argentina.

El efecto negativo de la depreciación del peso no ha tenido ningún efecto notable en nuestro país ya que las empresas españolas redujeron considerablemente la exposición a Argentina desde la última crisis.

Turquía sin embargo donde el segundo banco español BBVA tiene intereses, es poseedor del 50% del banco con una inversión de 7 mil millones de euros, no ha sido capaz de detener el fenomenal desplome de la lira turca que no deja de hacer mínimos y en el transcurso del año se ha depreciado un 30% contra el dólar.

En el caso de Turquía a la fortaleza del dólar se le unen problemas de índole político originados por su enfrentamiento con Estados Unidos y su negativa a secundar el embargo americano sobre Irán.

Aunque los resultados del banco turco siguen siendo positivos, los resultados en euros se han estancado y esto despierta incertidumbres en los inversores que frenan la cotización del BBVA con una importante ponderación en el IBEX.

¿Y qué pasa con el euro?

Por otro lado, nuestra divisa el euro también siente los efectos del dólar fuerte. En realidad, la debilidad del euro no es solo por consecuencia del fortalecimiento de la moneda americana sino por el diferencial de tipos de interés entre Europa y Estados Unidos. El Banco Central Europeo todavía mantiene los tipos de interés a cero y aunque tiene previsto acabar con su política de compra de activos a final de año y las expectativas de subida de tipo son para el tercer trimestre del próximo año, los datos no acompañan. En su último boletín económico, el BCE advierte de la ralentización de la economía europea originada por las tensiones internacionales en el ámbito comercial y advierte que un incremento de la política proteccionista podría tener efectos negativos sobre Europa.

Ante esta situación la probabilidad de que el euro prosiga su camino a la baja es alto. Desde comienzos de año la moneda única se ha depreciado un 7.7% contra el dólar y se encuentra sostenida en la zona de 1.1500 pero las previsiones no son favorables.

Cotización del euro contra el dólar.

Cotización del euro contra el dólar.

De mantenerse la actual situación de tensión geopolítica y de tipos de interés, el euro rompería el nivel de soporte actual y una vuelta a los mínimos vistos en 2015 por la zona entre 1.0400-1.0500 no sería improbable.

¿Nos beneficiaría un euro más débil?

La ventaja competitiva en la exportación es innegable pero los efectos positivos son hoy en día menores ya que la economía española es actualmente menos dependiente del comercio exterior que a principios de la crisis. Sin embargo, las importaciones se verían afectadas y de mantenerse el precio del petróleo en los niveles actuales nuestra factura energética se encarecería considerablemente, aumentando nuestros costes de producción, provocando tensiones inflacionistas y poniendo en peligro la demanda interna que tiene mayor peso en nuestro crecimiento económico.

Podemos decir que un euro más débil nos perjudicaría y jugaría en contra de nuestra economía. Por una vez y sin que sirva de precedentes una acción de Trump.  tan pelegrina como la intervención en contra del dólar de la que se habla en el mercado, no nos vendría mal.