En estas fechas, los analistas presentan sus previsiones para los mercados financieros a lo largo del próximo año. En general, muestran bastante cautela y difícilmente se atreven a dar pronósticos de subidas de las Bolsas, especialmente de la española que a fecha de hoy acumula una caída anual del 14,77%. Un descenso que es significativo en comparación con el buen comportamiento de las bolsas estadounidenses o con las asiáticas, incluso con las europeas cuando la Bolsa alemana ha conseguido esta semana ponerse en positivo.

Las dudas sobre la evolución de la pandemia pesan con fuerza ante una Navidad que se presenta como una nueva amenaza para los contagios: se habla de una tercera ola. Sin embargo, la vacuna ya está a las puertas de los hospitales europeos, tras la oportuna aprobación de la oficina europea del medicamento. Por tanto, hay un horizonte a medio plazo muy positivo, aunque ahora estemos pendientes y asustados sobre con quién nos comeremos el turrón.

Pese a la fuerte mejoría de los mercados en el pasado noviembre, el índice Ibex 35 de la Bolsa española cuenta con solo ocho valores en positivo en el año: es decir, 27 siguen acumulando pérdidas en sectores variopintos como bancos, energéticas, hoteleras, inmobiliarias, constructoras y farmacéuticas. Estamos, pues, ante muchos grupos de la economía española que responderán con vigor si desparece la incógnita de nuevos confinamientos y lograrán revertir la caída de sus beneficios el año próximo. Hay valores, pues, castigados y a muy buenos precios si la situación mejora, como es de esperar en 2021. Una ventaja en los precios actuales que no disfrutan todas las bolsas mundiales.

Hay, lógicamente, incertidumbre a que llegue esa recuperación y mejora del beneficio empresarial. Donde no hay ninguna duda es que el mercado de acciones no va a tener ningún rival claro el próximo año. Los tipos de interés están bajos y seguirán bajos después de los anuncios de los bancos centrales para estimular la economía. La Reserva Federal Estadounidense (FED) argumentaba esta misma semana que seguirá con los bajos tipos y con la compra de deuda hasta que no se llegue a niveles de paro técnico en la todavía mayor economía del mundo.

En España estas dos últimas semanas estamos viendo tipos negativos en todos los plazos hasta los 10 años. Es decir, hay que pagar dinero por prestar al Estado cuando emite sus letras del Tesoro o sus bonos. Una situación que habla muy claro de que los mercados de los tipos de interés se encuentran totalmente intervenidos por el Banco Central Europeo (BCE) y que seguirán así mientras se mantengan dudas sobre la economía.

Tampoco el sector inmobiliario se presenta como una alternativa de inversión a la Bolsa. Estamos en un momento de grandes cambios como consecuencia del auge del teletrabajo y también del confinamiento que ha empujado a buscar nuevas soluciones residenciales. Aunque no cabe esperar fuertes bajadas de los precios (sobre todo en la escasa obra nueva) los expertos vaticinan que durante el primer semestre de 2021, la vivienda de segunda mano y también los alquileres tenderán a la baja.

Luego están otras inversiones alternativas como el oro, que este año ha vivido un importante rally alcista, o materias primas o futuros del petróleo, pero en todos los casos caben esperar alzas más moderadas después de que en esta segunda parte de 2020 hayan recuperado mucho de su valor.

La Bolsa se queda como única opción de inversión clara para 2021. En valores castigados, donde la Bolsa española es la reina, y con una expectativa de mejoría económica apuntalada por el éxito de las distintas vacunas. Bien directamente (con el asesoramiento necesario) o a través de fondos de inversión, la Bolsa española es una fantástica alternativa donde únicamente los bancos pueden quedarse fuera del festín que ya se prepara para los primeros mes del nuevo ejercicio.