Hay mucha presión de países europeos y no europeos para que el Banco Central Europeo (BCE) baje los tipos de interés en la reunión que mantendrá la semana que viene. Los tipos ya están en niveles históricamente bajos, al 0,75% (menos de un punto), pero es que Estados Unidos los mantiene desde hace más de un año prácticamente al cero y los británicos en torno al 0,25%. La inflación está controlada en la zona euro en torno al 2% de media y si a eso le unimos el clamor político, sindical y social que recorre Europa para que se acaben las medidas de austeridad a rajatabla, algo que también propone el Fondo Monetario Internacional, prácticamente los mercados han dado por hecho que el BCE bajaría los tipos dentro de 7 días. Esa creencia provocó subidas en todas las bolsas europeas, hasta que la canciller alemana Ángela Merkel, se encargó de congelar las expectativas con una sola frase.

Merkel  prefiere que suban los tipos
La canciller alemana no se limitó a decir que no debían bajar los tipos de interés, sino que fue más allá: "Preferiría que el BCE subiera los tipos la semana que viene". El Gobierno alemán a la contra de todos. Merkel realizó esta afirmación ante la Conferencia de las Cajas de Ahorros alemanas, comparecencia en la que aprovechó para ratificar lo dicho por su ministro de Finanzas, Wolfgang Schäuble, quien considera que hay "excesiva" liquidez en los mercados financieros y que "habría que reducirla". El ministro alemán se refiere a la liquidez que se ha visto obligado a inyectar el BCE para garantizar que los bancos sigan funcionando, tanto en los países rescatados totalmente, como en el caso de España donde la banca ha sido rescatada con 40.000 millones de euros.

Alemania se salta las reglas de independencia
Las afirmaciones de Markel no solo sorprendieron por ir contra todos al pedir una subida de los tipos de interés, sino porque tanto ella como su ministro de Finanzas han roto una norma sagrada en la Unión Europea: los gobiernos no interfieren en la gestión del BCE y muchos menos le hacen 'recomendaciones en público'. Hasta ahora en Alemania se repetía como un mantra que "el Gobierno alemán no se inmiscuye en las competencias del Banco Central Europeo", pero con las declaraciones de ayer todo el mundo ha interpretado un "toque de atención" de unos políticos a quienes dirigen la política monetaria del euro.

Angela Merkel afirmó: "El BCE tiene ante sí una complicada reunión. En términos generales debería subir los tipos de interés para Alemania, pero de cara a otros países realmente debería hacer más para que aún más liquidez estuviese disponible y permita la financiación de empresas".